Con esto de la 'rareza' ocurre como le pasaba a san Agustín con el tiempo, que si no te lo preguntan sabes qué es, pero si te lo preguntan, no sabes explicarlo. ¿Qué es lo raro, qué es lo extraño? Borges, en un famoso poema, deja aún más abierta la duda: «La luna ignora que es tranquila y clara/ y ni siquiera sabe que es la luna;/ la arena, que es la arena. No habrá una /cosa que sepa que su forma es rara».

Y, sin embargo, la rareza es, ha sido y seguirá siendo. Todo lo que se aleje de lo que entendemos como 'normal' concitará las miradas, el interés, la curiosidad. Y sobre esto Fernando Molero ha cuajado un sugerente libro de relatos titulado 'Seres extraños, extraños seres' (impecablemente editado por Adeshoras, sello que nos tiene acostumbrados a magníficas ediciones), una colección de nueve relatos cuyos personajes tienen esencia de realidad, aunque sus historias no lleguen a ser reales del todo.

La dualidad que propone el título del libro no es solo un juego de palabras. Los relatos se dividen en dos partes diferenciadas y aún así unidas. Por un lado, están los protagonizados por los seres que durante mucho tiempo poblaron los llamados 'freakshows' de los circos, aquellas criaturas con rarezas físicas, tipo la mujer barbuda o hermanos siameses; y por otro, por esas personas 'raras' pero no desde el plano físico, sino desde el psicológico, desde sus propias personalidades, entre los que Molero acude a Kafka, Oskar Kokoschka o Bin Laden.

Siempre me han gustado los libros de relatos cuyas piezas están ensartadas por un hilo común. En este caso es, evidentemente, la rareza, pero también, y sobre todo, la ternura, esa mirada profundamente humana con que el autor ve a sus personajes.

En la primera parte, la de los seres marcados por la rareza física, destaca fundamentalmente 'El sueño de los siameses', un magnífico relato que juega borgianamente con el empleo de los sueños como herramienta de la realidad.

Pero sin duda el relato más sobresaliente del libro es 'Alma en silencio', un cuento en el que Molero despliega con maestría las herramientas del oficio de escribir con una extraordinaria sutileza.