«Así, en el ruedo español, a lo largo del siglo XIX, bailaron en pareja la acrisolada tradición monárquica y la bufa bribona. Al Rey Carlos IV, se le nombró el Rey Cabra: A Fernando VII, Narizotas: a la Reina Gobernadora, la Napolitana. Y, con renombre que no son para ser escritos, fue befada en aquellas postrimerías la Majestad de Isabel II».

Este texto, de la inequívoca mano de Ramón del Valle-Inclán, forma parte del caudal de manuscritos inéditos que dejó el genio de las letras españolas, en su empeño por mejorar y continuar la saga de 'El ruedo ibérico', su última gran obra, la más ambiciosa y que dejó inconclusa.

El catedrático cordobés de Literatura Española, Diego Martínez Torrón, que en 2017 estuvo a cargo de la edición crítica de 'El ruedo ibérico' en Cátedra, se ha encargado ahora de la edición de estos manuscritos inéditos, publicados en Renacimiento, y que han sido proporcionados por el nieto del escritor, el profesor Joaquín del Valle-Inclán Alsina.

Para Martínez Torrón, 'El ruedo ibérico' es «la obra cumbre de la narrativa universal del siglo XX», un texto que si no ha alcanzando la fama que se merece es porque lo avanzado de su prosa hace que parezca dirigida un lector del siglo XXII, asegura el profesor. Como admitía el crítico norteamericano Harold Bloom, el personalísimo lenguaje del autor gallego era un serio obstáculo para la difusión de su obra fuera del universo hispanohablante. Esta quizás sea la causa de que no haya adquirido la repercusión internacional que sí han tenido algunos de sus contemporáneos como Proust, Faulkner, Mann o Joyce (este último, pese a la dificultad de muchos de sus textos, escribió en inglés, el lenguaje internacional desde el siglo pasado).

En cuanto a la saga de 'El ruedo ibérico', iba a ser una suerte de Episodios Nacionales valleinclanescos, divididos en nueve partes con el fin de tratar desde los estertores del reinado de Isabel II hasta la Restauración borbónica y las revueltas en la isla de Cuba. El empeño se quedó en una primera trilogía 'isabelina' formada por dos volúmenes concluidos -'La corte de los milagros' y 'Viva mi dueño'- y un tercero sin concluir, 'Baza de espadas'.

La mayor parte de las cuartillas inéditas presentadas en Renacimiento son variaciones de 'El trueno dorado', considerada la novela póstuma de Valle-Inclán (fue publicada en marzo de 1936, dos meses después de su fallecimiento). 'El trueno dorado', sin embargo, es uno de los episodios principales de 'La corte de los milagros' que Valle tuvo especial interés en ampliar para profundizar en los personajes. Se trata de la escena de la defenestración de un guardia civil por una panda de jóvenes ricos y alocados, entre los que se encuentra el barón de Bonifaz, el amante de Isabel II.

El profesor Martínez Torrón mantiene la hipótesis de que estos manuscritos serían la versión corregida y final de 'El trueno dorado', que además de incidir en las marcadas diferencias entre las clases sociales de la España isabelina, traen a colación a personajes presentes a su vez en la tercera parte de 'El ruedo ibérico', la inconclusa 'Baza de espadas'.

Divididos en carpetas, estos textos inéditos nos permiten de paso indagar en el 'taller' del escritor, al constatar que la mayoría de los escritos están centrados en los diálogos y en la descripción escueta de la acción, por lo que están casi desnudos literariamente hablando. Es posible que esta fuera la forma de trabajar del autor: primero, textos escuetos con mucho diálogo y a continuación, el enriquecimiento de la narración.

Pese a esta desnudez, ya presente en 'El trueno dorado', aquí nos topamos con un Valle preocupado por los débiles, compasivo y todavía con capacidad para la crítica social. En las últimas carpetas podemos además aventurar lo que habría sido la continuación de 'El ruedo ibérico', con la escena de una visita real a una fragata: «La Falúa Real, bogaba con la proa al muelle, con los oros de la tarde. Esparcía al viento aires de la ribera cálidos sobre la mar vecina, humazos de calafateos. Las barcazas pescadoras tomaban la orilla, arriando la vela, y los patronos soplaban caracolas».

La edición se completa con la reproducción del manuscrito más importante de esta colección de inéditos. Todo un regalo para los admiradores de Valle-Inclán.