Como los Goytisolo, los Baroja han sabido nutrirse de las circunstancias familiares para hacer buena literatura. Memorable es el ensayo 'Los Baroja', el apasionante buceo en las raíces familiares del antropólogo Julio Caro Baroja, sobrino de Pío Baroja.
El hermano de Julio, el cineasta y escritor Pío Caro Baroja, hizo lo propio en libros como 'Semblanzas barojianas', 'Un abuelo estupendo' o 'La barca de Caronte. Epístolas para la otra orilla', con la que el autor quiso conjurar la dolorosa muerte de su hermano escribiendo cartas a sus seres queridos desaparecidos.
En la brillante obra 'El cuaderno de la ausencia', editada por Cátedra, es el hijo del cineasta, Pío Caro-Baroja (Madrid, 1969), quien recoge el testigo para escribir a su padre, fallecido en Málaga a finales de 2015.
Este libro, que ha servido de terapia literaria al autor, es un conmovedor paseo tras las huellas del progenitor desaparecido, que en estas páginas, gracias a las buenas mañas del autor, se nos presenta ante todo repleto de vida, aventurero, jovial e inquieto como un héroe barojiano.
En el redescubrimiento del padre juega un papel primordial Itzea, la famosa casa familiar de Vera del Bidasoa (Navarra). Una casa que, como la que convirtió Manuel Mújica Laínez en protagonista de una novela, está llena de vida hasta el punto de ser un personaje más de la familia. El lector entra de la mano de Pío Caro-Baroja en la vieja casona y poco a poco va conociendo sus latidos, la vida en el campo y a esta saga familiar, uno de cuyos retoños, el cineasta, quiso autoexiliarse en México en su juventud para respirar aires ajenos a la España de Franco. Navarra, el País Vasco, Málaga, pero también México y Argentina están muy presentes en este emocionante ensayo, en el que el autor además ajusta cuentas con algunos ejemplos señeros de envidia nacional.
'El cuaderno de la ausencia' consigue que Pío Caro Baroja permanezca vivo para siempre en estas páginas no sólo por el cariño y la admiración filiales sino, especialmente, por la buena literatura que destila.
