En uno de los dibujos preparatorios de la serie 'Caprichos', el que concluiría en el famoso Capricho 43, 'El sueño de la razón produce monstruos', Francisco de Goya escribió a lápiz bajo el autor dormido «Ydioma Universal». Ese idioma universal, sin palabras y a través de secuencias de imágenes, qué duda cabe que abriría las puertas, un siglo después, al cine mudo, que bebería del idioma goyesco.

Esta es la tesis de partida que nos propone en el fascinante ensayo 'El cine comienza con Goya', que acaba de editar Cátedra, el escritor, fotógrafo y periodista Juan Pedro Quiñonero, corresponsal en París de ABC y decano de la prensa extranjera en la capital francesa. Pero la obra no se detiene en el cine anterior a la llegada del sonoro y explora la influencia del genio zaragozano en obras significativas del Séptimo Arte hasta nuestros días, ya que no falta, por ejemplo, 'Wonder Wheel', una de las últimas películas de Woody Allen, de la que habla gracias a la fotografía de Vittorio Storaro.

El germen de esta original idea parte de un encargo que en 2012 le hizo el editor de Confluencias, Javier Fornieles, de iniciar una serie de ensayos sobre la crisis de este último fin de siglo en España, a la luz de algunas obras Goya.

Con 'El cine comienza con Goya', el lector descubrirá un doble y sugerente camino que le llevará a descubrir nuevos aspectos de la obra del genio de Fuendetodos, pero también de películas y directores de todos los tiempos, porque la influencia del pintor universal español no entiende de siglos ni de fronteras.

Alejado de cualquier ramplón enfoque chovinista, Juan Pedro Quiñonero nos propone maravillosas conexiones que entroncan 'El quitasol' con el cine de Rohmer -algo confirmado por el propio director francés- o el grabado '¿Si resucitará?' de la serie 'Los desastres de la guerra' con 'El crepúsculo de los dioses', de Billy Wilder, pues las dos obras hablan de resurrección y en el caso de la famosa película, es el narrador el que cuenta la historia de su vida después de muerto.

El ensayo, faltaría más, no se olvida del cine español, en el que la influencia de Goya es todavía más obvia en directores de todos los estilos, y ahí está el ejemplo más claro de Carlos Saura con 'Goya en Burdeos'. Como afirmaba en 2013 el crítico de cine Otis Rodríguez Marchante, «el cine español es un hilo que une Quevedo y Goya con Berlanga».

Juan Pedro Quiñonero escribe que «tras el misterio original de la magia y el ilusionismo, la pintura y las artes plásticas también estuvieron, cómo olvidarlo, en las fuentes bautismales del cine». Esta obra se detiene en la fuente goyesca, cuyas aguas todavía alimentan el cine.