«Soy ciudadano de un hotel», anunciaba Joseph Roth en uno de sus artículos. Durante las décadas de 1920 y 1930 Joseph Roth viajó por toda Europa y de ese largo periplo de hotel en hotel fue reflejando en artículos y ensayos el escenario europeo, sus conflictos y sus gentes. Son 64 artículos, seleccionados por Michael Hofmann, que ahora reedita con preciosismo la editorial Acantilado, escrito en ese período de entreguerras durante el cual Europa trató de recuperar el aliento, pero terminó enfangada en un lodo bélico peor que el anterior.

A Roth le apasionaban los hoteles, que consideraba microcosmos de esa Europa multiétnica devastado por la Gran Guerra. En uno de sus artículos, titulado 'Llegada al hotel', Roth enumera con orgullo las nacionalidades representadas en un establecimiento: El camarero es de la Alta Austria; el portero es un francés provenzal; la recepcionista es de Normandía; e l camarero es bávaro; la camarera es suiza; el gerente es levantino; y «durante años sospeché que el cocinero era checo».

Cada una de las 64 piezas reunidas aquí es una viñeta evocadora de una época pasada: un soldado herido en la primera guerra mundial que ahora vende periódicos en las calles de Viena, un perro montado en su espalda; dos muchachas gitanas con sus faldas ondeando al viento, pareciendo «como dos banderas errantes»; emigrados rusos, trayendo consigo «el aroma salvaje de su tierra natal», incluso el presidente de Albania hace acto de presencia. en uno de sus artículos.

Joseph Roth era un inconformista literario; un extraño, sin raíces e inquieto, el testigo definitivo del colapso del Imperio austrohúngaro. Muerto a los 44 años, nadie podía igualar el don de periodista y novelista para observar el gesto más pequeño o el estado de ánimo del momento.

Esta maravillosa colección de 64 piezas, lúcidas instantáneas, ricas en información humana dan testimonio del objetivo de Roth de «decir cosas verdaderas en media página»

Joseph Roth, periodista, novelista, humanista, judío exiliado, alcohólico empedernido, demostró ser único, deslumbrantemente adecuado para la forma, convirtiendo su carrera en prolíficamente productiva, aunque trágicamente truncada.