Las librerías abren sus puertas. Se acabó la cita previa; incluso podemos echar un vistazo a los libros, tocarlos y sopesarlos. Y con las puertas abiertas, no solo entran clientes a las librerías, también van a entrar libros. Pero quizá eso sea un problema. ¿Volverá la gigantesca ola de novedades a inundar nuestras librerías? Desde Errata Naturae llega un mensaje curioso en estos tiempos confusos: la editorial ha decidido aparcar cualquier nuevo lanzamiento durante varios meses para seguir apostando por los libros que publicaron poco antes del fin de la vida tal y como la conocíamos. Son los únicos que por ahora han aclarado qué van a hacer, o más bien qué no van a hacer. Quizá sea un buen momento para replantearnos hacia dónde se dirige nuestro mercado editorial -o mejor, hacia qué precipicio se dirige-. El mercado sabe que algo no va bien. A falta de lectores y compradores, nuestra industria lleva ya unos años reduciendo el número de novedades y su tirada. Lo primero no es tan malo, lo segundo es terrible. Se publican demasiados libros, pero en muy escaso número. Parece contradictorio, pero no lo es. Es una señal del final de los tiempos. Despertemos de una vez del sueño de que somos una sociedad culta y comencemos a pensar en cómo volver a leer. Por cierto, en estos días de pandemia cuesta no ponerse apocalíptico.