Daniel Fuchs estaba llamado a ser uno de los grandes novelistas que marcarían la segunda mitad del siglo XX en Estados Unidos. Tres magníficas novelas al inicio de su carrera literaria así lo marcaban: 'Summmer in Williamsburg', 'Tributo a Blenholt' y 'Low company'. Pero el escaso éxito de venta de sus libros y la llamada de Hollywood malograron su camino literario.

Hasta su muerte en 1993, la historia de Fuchs se leía como una parábola del escritor seducido y traicionado por Hollywood que abandonó el arte por el comercio.

Tras su muerte, su paso por el mundo del cine quedó olvidado y finalmente sólo ha quedado la huella de sus novelas. Dicho de otra manera, la literatura ha reafirmado sus derechos: si no fuera por las novelas que Fuchs escribió y abandonó hace 70 años, su nombre ahora estaría totalmente olvidado.

A ese trabajo de rescate de un escritor señero se ha unido en España la editorial Automática, con la publicación de la mas significativa de ese trío: 'Tributo a Blenholt'.

La historia retrata la llegada de la adolescencia y juventud en el barrio de Williamsburg, el hogar de los judíos más pobres de Nueva York, un grupo social aún menos favorecido que los que vivían en la zona obrera de Lower East Side. Fuchs refleja con crudeza la vida apretada y agobiada de este barrio pobre, que iba a suponer una influencia decisiva, incluso traumática, en su sensibilidad.

El joven protagonista busca planes para hacerse rico para alcanzar la gloria que valora más que la riqueza; sueña con cadenas de puestos de sopa de pollo caliente, fórmulas para embotellar jugo de cebolla, planes para anunciar programas de películas por teléfono, que se van frustrando sin más. La negra realidad acaba imponiéndose con una nota de tranquila desesperación y amargura. Fuschs se vendió al cine pero antes nos dejó el legado de su gran talento literario.