No es un secreto que Éric Vuillard (Lyon, 1968) siente una gran simpatía por el movimiento de los Chalecos Amarillos, esa ola populista y reivindicativa que ya forma parte de la realidad política y social de Francia. El ganador del Goncourt, que lo fue gracias a esa extraordinaria novela que es 'El orden del día', lo reconoce cada vez que le preguntan, y se lo han preguntado mucho en los últimos meses. De algún modo, 'La guerra de los pobres' (Tusquets, 2020) es la mejor respuesta que el autor francés nos podía ofrecer sobre esa simpatía. En menos de cien páginas, este pequeño libro lanza a sus lectores una reflexión sobre la desigualdad con una fuerza torrencial en la que es difícil no sentirse arrobado.

'La guerra de los pobres' no es un panfleto, ni tampoco es una novela histórica, aunque sea quizá una buena mezcla de ambas cosas. Vuillard relata con empatía y magnetismo una serie de alzamientos campesinos del siglo XVI en una Europa azotada por la desigualdad y avivada por la imprenta. Su relato toma partido, por supuesto. Pero lo hace con un lirismo y un sentimiento trágico de la vida y la Historia que lo alejan de la literatura panfletaria que es tan fácil desestimar y despreciar. Vuillard se sirve de un oscuro episodio del largo número de fracasadas revoluciones europeas para recordarnos de dónde venimos, y desvelarnos dónde estamos realmente. Europa no es el sueño igualitario que nos venden, y decirlo no nos convierte en peligrosos fanáticos. Eso nos cuenta Vuillard, porque con 'La guerra de los pobres' parece querer desanudar la venda que nos ciega.

En el contexto de la creación de Vuillard, 'La guerra de los pobres' encaja a la perfección. El autor de '14 de julio', 'La batalla de Occidente' y 'El orden del día', prosigue aquí con sus intereses y se mantiene fiel a su estilo. De nuevo, nos ofrece un libro breve con muchos capítulos cortos, todos ellos de una prosa intensa y cautivadora, con un ritmo muy marcado, y con una notable cualidad lírica. Y otra vez, Vuillard se sirve de la Historia. Le fascina lo que no nos cuentan, o mejor, lo que nos cuentan con la intención de ocultarnos la verdad y disimular las mentiras. Todo eso sigue presente en 'La guerra de los pobres'. Leer a Vuillard es enfrentarse a las miserias de Europa, esas que siguen siendo los verdaderos pilares sobre los que se construye nuestra vida común.

Un apunte sobre el protagonista de 'La guerra de los pobres' permite entender la dimensión trágica de la obra. Thomas Müntzer fue un predicador de vida desgraciada y final desesperado y cruel. La suya es la narración de una derrota, de un fracaso. Su apasionada unión a los desamparados que se alzaron en el sur de Alemania en el siglo XVI es solo otra piedra más en el camino de la Europa del siglo XXI -otras piedras también olvidadas que tienen cabida en esta narración son John Ball y John Wyclif, revolucionarios ingleses convertidos en malhechores por los victoriosos que han construido el Reino Unido-.

Porque ya sabemos que los vencedores escriben el relato que llamamos Historia, y que nosotros somos el resultado de esas ficciones consideradas verdades, pero a veces la crueldad de lo escrito supera la de cualquier campo de batalla o calabozo en los que esos gritos de libertad fueron acallados. Vuillard solo nos pide con este libro que intentemos saber más de nosotros mismos.