Leonard Michaels, pese a que él mismo fue apagándose y borrándose poco a poco del selecto cuadro que enmarca a los grades escritores estadounidenses, estuvo por un tiempo en ese escenario, del que se apartó. Pero antes, durante el último cuarto del siglo XX, Michaels presentó una hoja de servicio eminente y descollante, con una obra que ha supuesto una de las más brillantes aportaciones a la narrativa norteamericana de ese tiempo. Michaels destacó sobre todo en el cuento, género que actualizó y renovó, dotándolo de una intensidad y una elevación pocas veces igualada. Por su oído para el ritmo de las frases, por esa obsesión con la palabra exacta. Desde su primer libro de cuentos, Going Places, fue considerado uno de los más brillantes escritores de ficción de su época. Sus historias eran urbanas y divertidas. Michaels siempre tuvo la etiqueta de ser un escritor de escritores, mas que de lectores, aunque estos lo consideran un escritor de culto.

Siendo ya un escritor consagrado y afamado, Michaels publicó en 1981 su primera novela 'El club', que luego fue revisada y ampliada en 1993. Es esta edición revisada la que ahora publica con acierto no exento de riesgo la editorial Malas Tierras.

Michaels, que se se casó en cuatro ocasiones, es un incisivo forense y un experto en la exploración de los infiernos conyugales. 'El club' es un ejemplo de ello y de una forma sucinta, pero ambiciosa desde el punto de vista sociológico, nos presenta a siete hombres, siete machos de pro, reunidos en una noche de orgullo varonil, para beber, fumar y, sobre todo, desnudarse y hablar sin cortes ni freno de sus mujeres, las legítimas y lo que uno de ellos llama «las otras».

Al principio no todos ellos acuden sin pudor masculino. «Un club de hombres, comparado con uno de mujeres, era ocio frívolo, casi un insulto», señala el que narra la historia, una historia que ya en aquellos años ochenta y en la California más liberal en la que residía Michael, fue tachada de misógina y machista y que hoy tendría dificultades de convertirse en un éxito pese a su alta calidad literaria.

Un ejemplo. Kramer, el psicoterapeuta, abrió la brecha asegurado haber estado con seiscientas veintidós mujeres, y muestra las fotos de todas ellas. El simpático Berliner señala «el sexo despierta a las mujeres y duerme a los hombres. Cuando no puedo dormir , me tiro a Sheila y caigo al momento».

Entre alcohol, comida y canuto de marihuana, la desinhibición se abre paso y reina en el gran festejo machista. Michaels, sin embargo, no pierde la brújula literaria y en ese viaje nocturno retrata de manera fascinante la intimidad de las parejas e indaga con valentía y humor negro en las relaciones sentimentales, en el sexo y la destrucción de las mismas .

El resultado, tratándose de Leonard Michaels, es un trabajo literario de primer nivel.