Confieso que he llegado muy, muy tarde a este partido. Demasiado. Ocho años tarde, ni más ni menos. Y es que fue en 2012 cuando se publicaban los primeros títulos de una serie autodefinida como 'el alimento espiritual de fajadores y tuercebotas' y que si no está pensada como relatos equivalentes a la duración de un partido de fútbol, bien podría estarlo. La serie de historias que la editorial Libros del K.O. recoge bajo el título Hooligans Ilustrados ha podido ser la tabla de salvación del futbolero durante los primeros meses de la pandemia, hasta que la reanudación de la Bundesliga nos rescató a unos pocos. En mi caso, me ha servido de pretemporada, cuando allá por junio la Liga estaba a punto de volver a ponerse en marcha. Caía en mis manos, gracias a un tuit primero y a Amazon después, el primer título escogido más con el corazón de un niño de 13 o 14 años, que con la cabeza: ¡Goool en Las Gaunas! de Javier Triana me convertía en abonado de un club que este mismo mes acaba de presentar dos nuevos fichajes: Aquí no se rinde ni Dios, del periodista navarro Sergio Amadoz; y Por mí, por ti, por todos, de Mónica Crespo, también periodista, asesora de comunicación y, por encima de todo, atlética y defensora a ultranza de un fútbol femenino al alza en los últimos años y cuya evolución relata encarnándola en el equipo de sus amores: desde el resurgir de la sección femenina del equipo de la ribera del Manzanares (en aquel momento), a los partidos en familia en el Cerro del Espino, a su salto al Calderón, los primeros títulos y los encuentros ante un público que se contaba ya por miles la pasada campaña en el Wanda Metropolitano.

En el caso del del periodista nacido en Murillete (Murillo el Cuende, Navarra) el protagonista obvio es Osasuna. Sin el artículo delante, que si no se nos enfada el autor. Un equipo que roza las cuarenta participaciones en Primera División y que ha tenido grandes momentos casi concentrados en la segunda mitad de la primera década de los 2000, a saber: una Copa del Rey que el joven bético Dani le arrebató en los minutos de la prórroga, la clasificación para la previa de la Liga de Campeones o una más que digna participación en la Copa de la UEFA. Episodios como las 'cartas' imposibles' o el 'monólogo en cinco actos' con el técnico mexicano Javier Aguirre convierten la lectura en un partido digno de sentarse a ver, sean cuales sean nuestros colores.

Y es que esta interesante serie de Hooligans Ilustrados tiene esa habilidad, la de englobar a hombres y mujeres que cuentan recuerdos, historias, sensaciones y experiencias que, sean del color que sean, nos unen a quienes amamos un deporte cada vez más alejado de estos relatos. Relatos, como el de Ander Izagirre (Mi abuela y diez más, 2013), con la mejor descripción de un partido de fútbol bajo la lluvia que uno pueda leer, sobre una tarde en el estadio, paradojicamente en Anoeta, cuya pista de atletismo restaba en su momento un alto nivel de pasión y cercanía del graderío al césped; como el de Manuel Jabois (Grupo salvaje, 2012), que lamenta escuchar continuamente «¿Eres del Madrid? Pues no te lo imaginaba, la verdad»; como el del músico Antonio Luque (Sr. Chinarro), quien se pregunta «¿Cómo se puede ser del Sevilla? ¿Pueden los forasteros distinguir a un bético de un sevillista con la primera frase que pronuncien, como los distingo yo? (...) ¿En serio queréis que hable de esto?» en Marchito azar verdiblanco...; o el mediático por su presencia en Zapeando Quique Peinado, que presta su erudición en lo polideportivo y su pasión en lo vallecano para escribir en 2015 ¡A las armas! sobre las luces y sombras (más estas últimas) del equipo de su barrio: el Rayo Vallecano.

También están el Athletic, el Racing de Santander, el Castellón, el Celta, el Zaragoza... no importa la categoría, lo que importa es la pasión en Hooligans Ilustrados.