¿Qué haces cuando terminas la obra de tu vida? Sin duda, te tomas un respiro, ¿no? Es una de las tradiciones cristianas más asentadas en el tiempo, que ya viene recogida en el Génesis 2:2.3: «Al llegar el séptimo día, Dios descansó porque había terminado la obra que había emprendido. Dios bendijo el séptimo día, y lo santificó, porque en ese día descansó de toda su obra creadora». Pues eso no le vale a Don Winslow (Nueva York, 1951). El maestro de la nueva novela negra americana dio por cerrada su Trilogía del Cártel el año pasado con 'Frontera', la obra que terminó lo que había empezado la monumental 'El poder del perro' (2005) y continuó 'El cártel' (2015) -pocos dudan que se trata de una de las creaciones de mayor calado en el género de lo que llevamos de siglo-.

Y apenas unos meses después, ya tenemos en la librería 'Rotos' (Harper Collins, 2020), un sólido conjunto de seis novelas cortas. Ese es el respiro que se ha tomado y nos ofrece Winslow.

'Rotos' es un regalo para sus lectores, y un buen ejemplo de esa frase hecha que dice que «si no está roto, no lo arregles». Todo sigue igual en el mundo de Winslow. Además, sus seguidores recuperamos unos cuantos viejos personajes. Es un gustazo volver a saber de Bobby Z, Neal Carey o Boone Daniels. Esa es una buena noticia, y no lo es menos que algunos de los nuevos personajes destacan entre lo mejor que Winslow ha creado: un mono escapado de un zoo con un revólver nos lleva a conocer a un estrambótico investigador -este relato en concreto está dedicado a Elmore Leonard, otro se lo dedica a Raymond Chandler, y es un puro delirio cómico que sus aficionados esperamos sea el primero de una serie-. Estas seis novelas cortas dan para mucho, porque todo lo que Winslow ha hecho bien en el pasado reaparece de algún modo en 'Rotos': rancheros que se creen cowboys, surferos alocados, polis duros, delincuentes bastante cool, traficantes de marihuana?

Winslow es ya un autor asentado, con un universo creativo propio, las justas influencias de los maestros del pasado y un estilo depurado -diálogos afilados, descripciones ajustadas y una gran velocidad en el relato-. Sin duda, el autor de 'Salvajes' debe de haber disfrutado escribiendo estas historias, unas inquietantes y fascinantes ventanas a su mundo, uno en el que el crimen, la justicia, la corrupción, la venganza y la traición combaten para dominar la naturaleza humana.