«La escritura es siempre resistencia. Tal vez por eso sea una actividad noble y a veces incluso útil». Partiendo de esta idea central y de entender que los períodos de agitación pueden ser especialmente fértiles para los escritores, la escritora londinense Zadie Smith ha dedicado el tiempo de confinamiento de la primavera para doblegar los efectos mortales del Covid-19, a la producción de seis ensayos, agrupados bajo el título ´Contemplaciones´, enmarcados temporalmente desde unos días antes de que empezara la «lección de humildad global» hasta los días posteriores al asesinato de George Floyd, ocurrido el 25 de mayo pasado.

El libro es ante todo un conjunto de ensayos personales, que capturan las reflexiones de la escritora durante «un tiempo fuera del tiempo» en torno a la soledad, el sufrimiento en general y, quizás lo más profundo de todo, el virus del desprecio.

Smith que irrumpió en la escena literaria hace 20 años con su impresionante novela ´Dientes blancos´, a la que siguieron otras excelentes como ´Sobre la belleza´ o ´El cazador de autógrafos´, toma como guía las ´Meditaciones, de Marco Aurelio para dar sentido a sus propias meditaciones y bajo la exigencia, por ello, de «decir y escribir la verdad».

Son seis ensayos esclarecedores y hábilmente elaborados y explora de manera inteligente e incisiva las diferentes variedades de desafíos a los que el confinamiento por el virus nos ha planteado. Cada ensayo explora un aspecto importante de la vida en el escenario del confinamiento, de una manera profundamente personal y reflexiva. Reflexiona sobre qué hacer con este tiempo muerto; sobre como el confinamiento supone una reclusión que nos hace soñar con otros escenarios más libres; sobre cómo el virus y sus consecuencias ha dejado «interrumpido radicalmente» todas las expectativas de futuro de la juventud; y de forma especial, incisiva y esclarecedora, sobre el virus «del desprecio».

Es un virus, afirma Smith, que circula por las iglesias y las escuelas, los anuncios, las películas, los libros, los partidos políticos y las fuerzas policiales. Mucha gente no sabe que porta el virus hasta que llama a la policía para «dar cuenta» de la «raza» del hombre que le pareció sospechoso mientras caminaba por su barrios El virus hace que incluso los partidarios del Partido Demócrata pongan tanto afán en garantizar que sus hijos no vayan a la escuela con los hijos de esa gente; se contentan con leer libros de autores negros, en educarse en cuestiones que atañen a los negros, siempre que esta educación no se concrete en niños negros asistiendo a sus escuelas.

Ella misma pensaba que habría una vacuna que si bastantes negros tomaban conciencia y explicaban los efectos intolerables de ese virus, al final se lograría una especie de inmunidad colectiva. «Ahora ya no lo pienso», concluye.

En ´Una provocación en el parque´, al ver a un asiático con una pancarta que reza: «soy un asiático que se odia a sí mismo», piensa en esas personas que distorsionan la realidad con un estado mental de locura, y «cuando el mundo se hace irreconocible y parece enloquecer» piensa en el efecto que producirá en personas como los esquizofrénicos, los disociados. «¿Tendrán la sensación de que sus patologías se han generalizado?».

En ´La excepción estadounidense´, se revuelve furiosa contra el presidente Donald Trump, sin nombrarlo. Cuando la muerte llega sin control a EEUU, que encabeza el número mundial de fallecidos, por coronavirus, Zadie Smith recuerda como el presidente culpaba a ciertos «países de mierda» por sus altos índices de mortalidad, y reclama que la «guerra» contra la pandemia no puede depender de la «figura hueca de un presidente»: «hay que dejarlo atrás». Mas aun, cuando advierte la falsedad de la naturaleza democrática de la pandemia, en tanto que puede golpear por igual a todos, ya que bajo el manto de la muerte indiscriminada perduran antiguas distinciones. «La tasa de mortalidad entre los negros y los latinos es el doble que entre los blancos y asiáticos; mueren más pobres que ricos».

Es la gran libertad y capacidad creadora; la libertad con que Smith concibe el propio hecho de reflexionar sobre lo que vez y le rodea, lo que da rigor y fuerza a estas reflexiones, salidas de esa búsqueda de la verdad que exaltaba Marco Aurelio, de ahí que su valor intelectual sea sustancial.