La legión de seguidores del autor estadounidense Michael Connelly y de su más célebre personaje, el detective de detectives de la policía de Los Ángeles Harry Bosch, está de enhorabuena. Si a inicios de año, los lectores disfrutaban de «Noche sagrada», este final de ejercicio lo despiden con ´Fuego nocturno', ambas novelas publicadas por Alianza de Novelas (AdN), que nos mantiene al día de la obra de uno de los grandes referentes de la novela policiaca contemporánea. Las dos historias que han llegado este año tienen además el denominador común de contar como coprotagonista con una colega más joven, Renée Ballard, una policía treintañera que ya protagonizó hace un par de años otra de las novelas del autor, «Sesión Nocturna».

Bosch, que tiene ya casi 70 años y está oficialmente jubilado (pero activo), ha montado un tándem con Ballard para resolver casos abiertos del pasado en los que nunca se halló al culpable. En «Fuego nocturno» investigan el asesinato de un joven en un callejón de la ciudad en la década de los 90, tras haber encontrado el expediente de ese viejo caso entre los papales de un expolicía recién fallecido que fue uno de los mentores de Harry cuando éste empezaba su carrera en el cuerpo. Las pesquisas de Bosch y Ballard se entremezclan, como suele ser habitual en las últimas entregas de Connelly, con otros casos más actuales en investigación, ofreciendo una apasionante foto del mundo judicial y policíaco de esa megaurbe que es Los Ángeles. Incluso sale el hermanastro de Bosch, el abogado defensor Mickey Haller, otro personaje recurrente en los libros de este escritor.

A Harry Bosch, protagonista de más de 20 novelas, lo hemos visto evolucionar (y envejecer) durante tres décadas, pero siempre, con cada nuevo libro, descubrimos nuevas aristas del personaje, ya sea en su trabajo con sus compañeros de fatigas como en su relación con su hija Maddie, que ya es universitaria. Bosch es meticuloso, algo complicado de carácter y bastante solitario, pero sobre todo es alguien que detesta que el culpable de un crimen pueda estar en la calle y, al contrario, que un inocente pueda ser condenado de forma injusta. Eso le ha llevado a actuar en sus últimas novelas a ambos lados de la ley, es decir, como investigador que persigue al criminal o como ayudante de su hermanastro Haller, removiendo investigaciones defectuosas para liberar a un falso culpable. Curiosamente, en «Fuego nocturno» asistimos a ambas facetas del personaje.

En cuanto a Ballard, decir que en esta novela su personaje gana mucho peso, lo que la perfila como sucesora espiritual de Bosch a medida qué este vaya sumergiéndose en el retiro completo (esperamos que para eso falte todavía bastante, claro). Ballard sufrió en su día un desagradable asunto de acoso sexual en el trabajo que la relegó al turno de noche pero, lejos de amilanarse, desarrolla perfectamente su trabajo mientras trata de resolver antiguos casos abiertos para satisfacer su recto sentido de la justicia. En este sentido, entre Bosch y Ballard se establece una relación paternofilial donde el veterano trata de encauzar y proteger a la, a veces, demasiado impulsiva agente. La inclusión de Ballard le sirve a Connelly, además para introducir nuevas tramas relativas al sistema de jerarquías en la policía y los abusos de poder, al margen de ofrecer una nueva mirada sobre delitos como el tráfico de personas, sobre todo mujeres.

Como hemos dicho en otras ocasiones a propósito de libros anteriores de Connelly, destacar que sus tramas son fluidas y funcionan con la precisión de un reloj, ofreciendo un grado de verosimilitud tremendo en lo referente a cómo se lleva una investigación policial y judicial, fruto sin duda de la experiencia recabada por el autor, que antes de dedicarse por completo a la escritura trabajó durante una década como periodista de la sección de sucesos para un diario angelino. Gusta también ver como Bosch y Ballard se equivocan, desterrando la imagen del «poli» perfecto.

Connelly es admirador de los relatos de Raymond Chandler y su detective Marlowe, y eso se nota en el ánimo de los personajes protagonistas de sus novelas: almas idealistas que se enfrentan a un mundo de crimen y corrupción, y a cuyas víctimas Harry Bosch, acompañado ahora por Ballard, tratará de seguir haciendo algo de justicia en los años de actividad que le queden. Ojalá que sean muchos.

Una última recomendación. Los que tengan Amazon Prime pueden echarle un vistazo a la excelente serie «Bosch», que cuenta con el propio Connelly entre sus creadores. El actor Titus Welliver está magnífico como el detective y en este 2020 se estrenará la séptima y última temporada.