«La literatura no es más que un buen truco que un mago o una bruja podría realizar, haciendo que la realidad parezca completa, creando la ilusión de que la realidad es una sola cosa unificada». Eduardo Halfón , cree con firmeza en esta idea literaria que ha llevado a la práctica en la docena de novelas que ha publicado hasta la fecha y que han convertido a este escritor guatemalteco en una de las voces más aclamadas en América y en Europa en los últimos quince años.

Y todo ello practicando ese juego literario que hace de la realidad ficción y de la ficción una creación narrativa de primer orden. Leyendo a Halfon entedemos que todo es una fábula y que para él solo las historias son importantes, no su veracidad o cualquier otra cosa.

Halfon lleva desde hace años buceando en la historia de su familia y en sus secretos, una familia un tanto singular ya que es de las pocas de religión judía en Guatemala, un país mayoritariamente de católicos. Una condición además molesta para el escritor que abomina de su condición de judío y de su naturaleza trágica y se pregunta por qué el católico no se cuestiona por qué es católico, y el judío siempre se está cuestionando por qué le ha tocado ser judío.

Aún así sus últimos trabajos narrativos tienen en el centro a la familia. Son novelas de tinte autobiográfico, que hablan en líneas generales de la memoria familiar, de raíces judías europeas y también de la memoria colectiva.La familia está por tanto en el centro de sus últimasnovelas, como es el caso de ‘El boxeador polaco’. Todo ello manteniendo ese juego, como ya he dicho, donde no sabemos si todo eso le ha ocurrido o no en realidad, y que consiste en jugar con la realidad y contando con la complicidad de los lectores

Halfon

Llegamos a ‘Canción’, su reciente novela, publicada por Libros del Asteroide. En ‘Canción’, siguiendo ese apreciado juego narrativo de Halfon, nada es lo que parece. Así su abuelo libanés, no es libanés, aunque nació en Beirut cuando esta ciudad eran aun territorio sirio; los policías que secuestraron a su abuelo en enero de 1967 en la puerta de su casa, no eran tales sino miembros de la guerrilla guatemalteca, insurgente contra el ejercito. Incluso Canción, el apodo uno de los guerrilleros que secuestró y mantuvo retenido al abuelo, y que da título a la novela, no se apodaba así por ser músico o por saber cantar, sino por su manera dulce de hablarle a las mujeres cuando fue carnicero.

Con el trasfondo del secuestro de su abuelo, Halfon nos da cuenta, treinta años después, de la situación de un país, asolado por los gobiernos militares dictatoriales y por una guerrilla enfrentada al ejercito.

Halfon tiene un lenguaje sencillo y directo y un estilo que se hace grato y ameno. Las descripciones de los sentimientos, de los sucesos, de los escenarios y lugares son precisas y justas de tal manera que explican solo lo necesario, pero lo dicen todo. Un escritor de calidad indiscutible.