La infancia, ese gran territorio literario

No hay territorio literario más potente que la infancia, el recuerdo de la infancia perdida, poner sobre el tapete de los sueños la memoria infantil recobrada, con esa enorme capacidad de fabulación que bulle en la imaginación de un niño.

Eso es lo que da a ‘Trigo limpio’, de Juan Manuel Gil, categoría de gran novela. El saber mirar para atrás y rescatar -con sus huecos de olvidos y sus exageraciones- una pequeña aventura de un grupo de niños jugando al fútbol, y convertirla en un relato sugestivo y atrayente, con una capacidad enorme de enganchar con su lectura, siempre divertida y viva, muy viva.

El inicio ya resulta sugestivo y tremendamente atractivo. En un barrio de la periferia de Almería, allá por los años noventa ,un grupo de chavales juega un partido de fútbol, «despiadado y salvaje», en un colegio junto al que se ha construido un aeropuerto. El balón llega a los pies del narrador que, poco «dado a la filigrana ni al requiebro», de un punterazo lo manda a la pista de aterrizaje del aeropuerto.

Siguiendo la norma de «sin balón no se vuelve», el niño se coló por los huecos de la alambrada y corrió hasta la pista de aterrizaje en el momento en que un avión se disponía a aterrizar y se encendieron todas las luces de alarma, y un coche patrulla de la Guardia Civil se interpuso en su camino.

Veinticinco años después, el narrador sin nombre recibe un mensaje de Simón con una propuesta inesperada: ¿por qué no escribes sobre nosotros?, ¿sobre lo que nos sucedió?

‘Trigo limpio’, es el rescate de esa peripecia y sus consecuencias, cuando la vida empezó a ponerse seria para ellos. Lo hace con una prosa muy ágil y sencilla, sin artificios, alumbrada por la luz que todavía ilumina de la infancia perdida y con los guiños y querencias de Juan Manuel Gil a esa literatura de la picaresca de la que sin duda toma sus fuentes y de la que es deudora.

‘Trigo limpio’ se ha alzado con el Premio Biblioteca Breve de Seix Barral. El jurado resaltó que en ella se «narra con asombrosa agilidad y desde el humor la fascinación por la infancia perdida en un barrio periférico, así como la naturaleza de la fabulación literaria a través de pasadizos que conectan las lecturas que todos llevamos dentro». Un relato con todas las papeletas para conquistar al lector.