Novela fantástica

La meta se llama María, el amor idealizado

Portada de Tokio, de Enrique Decarli.

Portada de Tokio, de Enrique Decarli. / L. O.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

El abogado, músico y escritor argentino Enrique Decarli se ha hecho con la XIII edición del Premio Tristana de Novela Fantástica con ‘Tokio’, que acaba de editar Menoscuarto.

La novela premiada puede encuadrarse en el terreno fantástico sin necesidad de que por ella pululen naves espaciales, viajes en el tiempo ni mitos de Cthulhu. De hecho, lo que su autor nos ofrece es la posibilidad de compartir la fantasiosa mente del protagonista, un enfermo de amor que persigue la sombra de María, una novia que desaparece de la noche a la mañana de su vida.

El abandonado trata de unir pistas en busca de esta misteriosa mujer, en una suerte de investigación policiaco-amorosa realizada por un enfebrecido agente de los sentimientos.

El acierto de Enrique Decarli reside en haber insuflado a la trama una atractiva ambigüedad que permite que en muchas ocasiones el lector dude de la salud mental del protagonista e incluso de la misma existencia de la vaporosa María.

Este enfoque es el que permite que la novela avance con ritmo, ayudada por las pinceladas de humor que salpican todo el relato. María es una meta, una ilusión, un amor idealizado que convierte a su perseguidor en un personaje sin brújula y, también, en alguien con una curiosa ‘dolencia’ que provoca que el nombre de su amada lo escriba y pronuncie como la capital de Japón. Una propuesta atractiva, que cuando está a punto de entrar en la monotonía cambia acertadamente de registro.

Con ‘Tokio’, Enrique Decarli ha pergeñado un híbrido encantador que, de paso, nos hace reflexionar sobre la pérdida del amor y la relación con la persona amada. Una fantasía de autor ambientada en tierras argentinas y merecidamente premiada.