Novela

Garriga Vela juega con la realidad

El autor malagueño-barcelonés publica ‘Horas muertas’, novela breve y amena en la que lo real y lo imaginado se entremezclan entre Dublín y Málaga

José Antonio Garriga Vela

José Antonio Garriga Vela / L. O.

Jose María de Loma

Jose María de Loma

Garriga Vela en estado puro. Surrealismo, ensoñacion, bendita confusión entre ficción y realidad. Un mundo propio. El malagueño de Barcelona, como lo motejó Vila Matas en un surrealista y delicioso artículo en El País en el año 2000 que bien podría haber firmado el propio Garriga.

El autor de ‘El vendedor de rosas’ ha dado a imprenta una novela corta, que podría serlo aún más, que se lee con más placer que fruicción y que destila literatura del mejor sabor. Podría ser más corta porque ahí está el mérito. En condensar, no en extenderse. En pulir para que no sobre ni falte nada. En adjetivar con tino. ‘Horas muertas’: todo empieza cuando el protagonista se cruza en una calle de Dublín con Krauel, que se había suicidado hacía siete años. Ambos trabajaron juntos mucho tiempo como guionistas de series truculentas de televisión. Y ambos escribían argumentos y creaban personajes para ajustar cuentas con la realidad. Para vengarse de gente, para influir en la vida real a través de la ficción. Bueno, y al revés: vivían, bebían, amaban y viajaban para reflejarlo luego en los guiones y para experimentar en carne propia las motivaciones que habrían de atribuirle a sus personajes. Una de las claves está bien avanzado el libro. Es cuando el protagonista confiesa que quiere vengar a su padre y que lo hará a través de uno de los personajes. Para él escribe toda suerte de desventuras, problemas laborales, desatinos y maldades. Las mismas que en un entorno laboral le hicieron a su progenitor.

El escritor como Dios que maneja a su antojo vida, destino y hacienda de las criaturas que crea. Éste personaje lleva el mismo nombre que el jefe que humilló a su padre, que lo postergó y destruyó, que lo despidió. Y esto es real. Todo lo real que es algo tratándose de este autor. El propio Garriga Vela ha confesado en algunas de las escasas entrevistas que concede que quiere vengar y mantener viva la memoria de su padre. Qué mejor que la literatura. El argumento avanza poblado de la neblina de Irlanda, de la atmósfera de los pubs y de las evocaciones, que contrastan con pasajes en los que se habla de Málaga, de una Málaga no nombrada pero reconocible por los lugares que salen a colación. Y así, el lector entra y sale de ese mundo, de esa dualidad, y queda preso de un cautivante aturdimiento. Todos los personajes reales o ficticios llevan nombres, en realidad apellidos, muy malagueños y uno de los territorios malacitanos en los que se desarrolla esta irreal realidad es el entorno del cementerio inglés que, con sus casitas blancas alrededor, con los chalecitos de enfrente, es un territorio mítico y cosmopolita. Muy british. También la zona de La Araña, el Centro, hoteles conocidos. Páramos evocadores de la vida y la muerte. Por todo el texto transita el pasado. El pasado que fluye y que vuelve. Que atenaza y condiciona las acciones del presente, que adquiere tintes fantasmales. Y por todo el libro desfila el gran talento de Garriga Vela, que se maneja como pez en el agua, mejor dicho, como fantasma en la irrealidad. No en vano, algunos pasajes de la novela podrían leerse de manera independiente y constituir una de esas gozosas piezas que publica semanalmente. Por ejemplo, esa en la que narra como un día su hígado adquiere vida propia. Y conciencia. Y va teniendo su evolución aparte del propio cuerpo de quien lo alberga. De la propia alma. Ese regate corto trufado de surrealismo e irrealidad es una distancia que maneja con gran precisión y con la que logra prodigiosos artefactos que proporcionan gran placer al lector.

La obra de Garriga Vela, todo un personaje que huye de la vida social y literaria, ha alcanzado una gran singularidad y potencia en el panorama literario español. Su consagración vino con ‘Muntaner 38’, novela que le granjeó el Premio Jaén en 1996 y que fue alabada por Vázquez Montalbán, Joan de Sagarra y Marsé. Después vinieron ‘El vendedor de rosas’ (Destino) ‘Los que no están’ (Anagrama), ‘Pacífico’, en la misma editorial y ‘El cuarto de las estrellas’ (Siruela), Premio de Novela Café Gijón 2013. En ella, un hombre pierde por accidente los recuerdos recientes pero fluyen en su memoria los más alejados en el tiempo. Con ellos decide escribir una novela. De nuevo irrealidad, pasado, presente y mundo actual. El universo Garriga.

Horas muertas

José Antonio Garriga Vela

  • Editorial: Galaxia Gutenberg
  • Precio: 17,10 €