Goles y sangre, una pareja que conquista los quioscos

Me inquieta que un periódico deportivo esté vendiendo cada sábado la colección de libros que más me interesa de lo que queda de literatura de quiosco –esos establecimientos que antes abundaban y de los que ahora sobreviven pocos, y de esos pocos la mayoría se ha rendido a la golosina y el souvenir turístico-. ¿Qué ha sido de esas ambiciosas colecciones literarias con las que competían nuestras grandes cabeceras nacionales? Aún se pueden encontrar en las librerías de ocasión, incluso en algunos de esos quioscos resistentes, y más de una vez me han hecho un apaño fabuloso. Pienso en esto al leer que en la pasada feria LIBER, el presidente de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) propuso un «Pacto Social por la lectura». Según sus estimaciones, a un tercio de los españoles no les interesa un pimiento la lectura –creo que sus cálculos son muy generosos en lo que se refiere al interés por los libros de los otros dos tercios de la población-. En fin, ojalá ese sueño se cumpla, pero mientras tanto un periódico deportivo aún tiene la valentía de vender libros, y eso tiene su mérito, aunque esos libros traten sobre asesinos en serie y yo esté pensando en hacerme con el dedicado a Ted Bundy –porque el ‘true crime’ se complementa de maravilla con la crónica de la última pifia del F.C. Barcelona-.