Narrativa

Menéndez Salmón en defensa de la palabra, el motor de la historia

‘Horda’ es la reivindicación del lenguaje como motor de progreso - Narra un mundo donde los niños gobiernan y prohíben la palabra por el mal uso que le dieron los adultos - Pero la palabra es el don más preciado y hay que luchar por ella, pese a todo

Ricardo Menéndez Salmón

Ricardo Menéndez Salmón / L. O.

Ahora que el lenguaje se ve amenazado y acosado por la moda reduccionista de los mensajes telefónicos, que los propios idiomas, como el español, se ven atropellados por pseudolenguajes posmodernos vacíos de significados, por jergas de pequeños ejércitos de profesionales necesitados de dotarse de falsos distintivos, Ricardo Menéndez Salmón nos trae una fábula donde en un mundo en el que se ha instaurado el silencio por la prohibición de las palabras y de los libros, lo que ha causado la pérdida de la alegría, pues «no existe felicidad silenciosa», es necesario luchar por la palabra, «el engaño de la palabra dicha para ser felices»; es necesario luchar por los libros, para salvar al mundo con su palabra escrita, y porque la palabra «fue lo que nos distinguió del resto de los seres vivos», aunque sea una palabra maltratada y cubierta de herrumbre.

En ‘Horda’, su último trabajo, escrito en 2018 pero que ve la luz ahora, Menéndez Salmón nos retrata una sociedad donde los niños tienen el poder. Han instaurado el silencio como normal. La palabra, verbal o escrita, está prohibida. La imagen lo es todo a través de Magma, un gran dispositivo que, al modo de los viejos dioses, estaba en todas partes como un proveedor inagotable de imágenes. La intimidad no existía.Los adultos son sometidos a controles de experiencia y conectados a unas máquinas que los vaciaba y que si detectaba errores, los mataba.

Los niños se sentían legitimados para ejercer esta dictadura del silencio. Durante años asistieron al espectáculo de los adultos de la prostitución de las palabras; de como estos las usaban para mentir o engañar y como todo eso había llevado a un descrédito de la palabra por un uso cada vez más vacío e inane. Por eso los niños decidieron enmudecerlas, encarcelarlas y con ello llegó el silencio. Las palabras, el lenguaje, habían perdido su función comunicativa.

Un hombre comenzó a ver signos de que la palabra aún existía: una mujer leyendo un libro y riendo en el patio de su casa; los cormoranes volando en un territorio libre e irredentos, que los niños no podían controlar o la risa, que era un poder liberador frente a los niños.

Aconsejado por la mujer del libro emprendió viaje a la búsqueda de esa pequeña minoría que trabaja como guardiana de un mundo con palabras, risa s y alegría.

Un mono, que previamente había liberado fue su acompañante. En el camino encontró otro hombre que hablaba y le dijo que él era uno de ellos; asistió al ejercicio del poder de los niños que decapitaron a una joven que comenzó a hablar en una ceremonia multitudinaria; se refugió en una antigua iglesia donde el mono halló un crucifijo, acampó en un antiguo gran centro comercial donde encontró miles de libros, la mayoría devastados por el tiempo. Después un gran cementerio con miles de cruces semejantes a la de cubierta del libro que le entregó la mujer, como si el signo de la cruz hubiese acaparado la confianza de la humanidad. Allí el mono desapareció con el libro. Finalmente llegó a una fortaleza donde también reapareció el mono-el animal que mas cerca estuvo de haber podido reproducir un día el lenguaje humano- que volvía para agradecerle al hombre haberlo liberado y curado, y aquí Menéndez Salmón cierra la historia con el testimonio que se erige como clave de bóveda del relato: vino a decirle que «el hombre había sido un buen mono para el mono». Y vuelta a empezar.

Y es que Menéndez Salmón es un outsider, mira a los suyos a través del espejo y rompe el engañoso encanto social que otros se empeñan en lucir. No hay complacencia, y sí un retrato molesto, pero real.

‘Horda’ es la reivindicación del lenguaje humano , de su mistificación, de su fuerza natural, de sus infinitas posibilidades y, pese a todo, de su indestructibilidad. Menéndez Salmón reivindica la esencia de ese lenguaje, su enraizamiento en las profundidades de la historia, su acervo histórico junto al hombre. De ahí que frente a los que intentan su destrucción, siempre habrá quienes den la vida por preservarlo como el mayor don entregado al hombre. El lenguaje, la palabra hablada y escrita, ha sido motor de la historia, aunque unos los mancillen y otros intenten eliminarlo, siempre será el salvador del mundo. Es un tesoro que hay que proteger. Esa es la lección.

Horda

Ricardo Menéndez Salmón

  • Editorial: Seix Barral
  • Precio: 17,00 €