Novela

Pasos italianos de un policía de Granada

Justo Navarro lleva al comisario Polo hasta su querida Italia en ‘Bologna Boogie’ (Anagrama, 2021), la tercera entrega de su serie de novelas noir

Justo Navarro.

Justo Navarro. / L. O.

José Luis. G. Gómez

A Justo Navarro (Granada, 1953) le fascinan Italia y el espionaje, basta con leer ‘El espía’ (Anagrama, 2011) para encontrar suficientes pruebas de esa fascinación –también es una buena excusa para disfrutar de una gran novela-. Así que no debe extrañar que el escritor granadino haya embarcado a su comisario Polo en una misión italiana en la que se cruza con más de un espía. En ‘Bologna Boogie’ (Anagrama, 2021), la tercera entrega que Navarro dedica a este «policía peculiar», tal y como lo califica su creador, la trama detectivesca se enreda con la compleja situación sociopolítica de la Italia de 1947, un perfecto escenario en blanco y negro para una novela negra muy personal.

«Yo tengo el tono que tengo, escriba lo que escriba», respondió hace unos días Justo Navarro al ser preguntado sobre si a la hora de escribir novela negra rebajaba su estilo. Y basta con leer cualquiera de las tres novelas de su comisario Polo para comprobar que el autor de la magistral y cautivadora ‘F’ (Anagrama, 2003) no miente –además, ¿cómo se rebaja un estilo?-. ‘Bologna Boogie’ es una ejemplar y modélica novela negra que además está escrita de una forma extraordinaria –por ejemplo, no evita el uso de recursos poco habituales como el uso del italiano en casi cada página, sin menoscabo alguno de su comprensión-.

Navarro planta a su gigantesco comisario Polo, casi dos metros de policía con aires de jesuita, en la Bolonia de 1947, con el encargo de encontrar al desaparecido profesor granadino Guillermo Sola Bosch, un hijo de la Granada bien de su tiempo. Así, en tres semanas deambulando por las calles de la capital de la Emilia-Romaña, el protagonista se enfrenta solo al aparato policial pos fascista, dirigido en la ciudad por un antiguo conocido. En su búsqueda, Polo desentraña una serie de crímenes que según se van encadenando tienen más y más tintes de ser obra de una oscura maquinación del nuevo Estado italiano. Esta es una trama muy del gusto de cualquier ferviente creyente de las teorías político-conspiratorias, como es el caso del propio Justo Navarro.

Los pasos de Polo por Bolonia tienen ecos de Graham Greene y John le Carré, pero también de Leonardo Sciascia, y quizá de Léo Malet. Porque Navarro es un genuino aficionado a la novela policiaca y la literatura de espionaje, y no se toma a la ligera este material. La serie de novelas que comenzó con ‘Gran Granada’ (2015), que continuó ‘Petit París’ (2019) y que por ahora cierra ‘Bologna Boogie’, son auténticas novelas noir, no el resultado de un juego literario. «Yo quería escribir ‘En busca del tiempo perdido’ cuando empecé ‘Gran Granada’ y acabé escribiendo una novela policiaca», ha confesado Justo Navarro sobre el origen de la primera obra dedicada al comisario Polo. Por cierto, ese socarrón sentido del humor que gasta el escritor en sus conversaciones no aparece en las páginas de esta novela, quizá debamos esperar a la cuarta entrega.

No cabe lugar para la duda: Justo Navarro ha disfrutado, y mucho, al escribir ‘Bologna Boogie’. Esta aventura italiana, en la que se nota que cada paso de Polo por las calles de Bolonia lo dio antes él mismo, es una suma de muchas de las claves de la literatura que le gusta, de sus pasiones personales y de sus convicciones más íntimas. La prosa precisa y exacta de Navarro, esa que le sale escriba lo que escriba, le sienta de maravilla a la novela policiaca. Y esta tercera entrega, suelta y exigente al mismo tiempo, es una buena prueba de que el granadino no sufre de un desdoblamiento a lo Banville / Black, porque esta es una gran novela de Justo Navarro. Aquí podemos encontrar rastros de ‘Accidentes íntimos’ (Anagrama, 1990) o de ‘La casa del padre’ (Anagrama, 1994), si nos empeñamos en buscar.

Bologna Boogie

  • Justo Navarro
  • Editorial: Galaxia Gutenberg
  • Precio: 18,90 euros

Un último apunte: el género policiaco necesita de un gran personaje para que las novelas se sostengan, siendo tan habitual la casi total ausencia de trama –muy a la manera de Raymond Chandler-, y esta trilogía de Justo Navarro cumple con esa premisa. El comisario Polo forma parte ya de lo mejor que nos ha dado el policiaco nacional, junto y entre Plinio y Carvalho, en un equilibrio muy delicado al tratarse de un agente del orden del Franquismo. Otra prueba más del gran novelista que es Justo Navarro.