Kafka, su metamorfosis mental en sus dibujos

Frankz Kafka también tuvo su metamorfosis gráfica alentada por más de 150 dibujos inéditos que ahora ven la luz tras más de 60 años escondidos, de la mano de la editorial Galaxia Gutenberg

Un dibujo de Franz Kafka.

Un dibujo de Franz Kafka. / Javier García Recio

La humanidad no solo le debe a Max Brod, el gran amigo de Franz Kafka, el no haber destruido tras su muerte los manuscritos del escritor checo -tal como este le había pedido-, también el de haber salvado de la quema las decenas de dibujos que Kafka realizó, sobre todo en los primeros años del inicio de su carrera artística.

Gracias a ellos y después de más de sesenta años de espera, la totalidad de esos dibujos de Kafka, un centenar de ellos inéditos hasta ahora, se reúnen por primera vez en un volumen fruto de una proyecto internacional en el que han participado editoriales de siete países y que en España lleva a cabo Galaxia Gutenberg.

Se trata de la parte del legado de Kafka que correspondía a Max Brod, no a la familia del escritor, y que hasta hace poco estuvo guardado en manos de la heredera de Brod, su antigua secretaria Ilse Ester Offe. Esta parte, la más importante y numerosa, solo fue accesible a partir de 2019.

El libro, que incluye los estudios realizados sobre los dibujos y su historia a cargo de los intelectuales Andreas Kilcher, Judith Butler y Pavel Schmidt permite conocer como fue Brod quien recopiló y guardo la mayoría de los dibujos de Kafka, al igual que sus escritos. Entre 1901 y 1906, cuando Kafka se inicia en la escritura lo hace también con el dibujo. Tomó clases de Dibujo y acudió a cursos de Historia del Arte en la Universidad Alemana de Praga, donde también quiso estudiar Química y Derecho. Aún así le parecieron poco dignos de ser conservados. Pero Brod guardó todos los dibujos de Kafka y los suyos propios. Brod escribió después que Kafka era «más hostil» a sus dibujos que a sus escritos, pero Brod «hacía que me los regalara o los sacaba yo de la papelera».

Al escribir su testamento Kafka se acordó de sus dibujos, pero para rogarle a Brod que igualmente los destruyese.

Pese ello, a él le importaban mucho. Tiene una carta a su novia Felice Bauer en la que decía que «tiempo atrás fui un gran dibujante; dibujar me satisfacía más que ninguna otra cosa», pero luego tomó como maestra a una mala pintora y eso le perjudicó. Kafka no sistematizó nunca su trabajo en el papel. Dibujaba en hojas sueltas que no cuidaba. Sólo Max Brod, que también fue un gran dibujante, se preocupó de guardarlos. Los dibujos han estado guardados durante 69 años en un banco de Zurisch hasta que en 2019 la Biblioteca Nacional de Israel ganó el pleito a los herederos de Ilse Ester Offe y los dibujos ya pueden verse.

En este volumen de GalaxiaGutenberg se incluyen los únicos 41 dibujos publicados hasta ahora, más unos 110 inéditos, desde su primer cuaderno de 1901 hasta el último dibujo, fechado en 1924, en el que aparece Dora Diamant, actriz polaca y amiga que acompañó a Kafka en sus últimos días.

Kafka, su metamorfosis mental en  sus dibujos

Kafka, su metamorfosis mental en sus dibujos / Javier García Recio

El investigador Andreas Kilcher destaca que abundan «las figuras humanas, pero también seres mezcla de animal y humano, a menudo captadas con unos pocos y diestros trazos». Se trata de unos dibujos que «van de lo realista a lo fantástico, de lo grotesco a lo inquietante, algunos parecen carnavalescos o caricaturescos».

Son la última gran pieza desconocida en la creación de Franz Kafka. Se empezaron a conocer a partir de 1982, cuando se inició la publicación de sus obras completas, pero la mayoría de los dibujos que ahora aparecen son inéditos pues estuvieron ocultos hasta 2019.

Los dibujos que pertenecen a la familia Kafka (sus sobrinas) no son en su mayoría autónomos sino que forman parte de algunos de sus manuscritos; hace dibujos en sus diarios, otros muchos en cartas, y también en postales, como las dirigidas a su hermana Ottla; también hay dibujos en algunas cartas dirigidas a su novia Milena Jesenská.

Kafka, su metamorfosis mental en  sus dibujos

Kafka, su metamorfosis mental en sus dibujos / Javier García Recio

Los dibujos no pueden ser entendidos solo desde la escritura, como ilustraciones de sus textos, o secundarios respecto a su literatura, dice el profesor, Andreas Kilcher. Hay que hacer justicia a ambas partes . Al ver la relación entre imagen y escritura se verá que esa relación «no es armoniosa» «Los dibujos y los textos se presentan en Kafka llenos de roces, «no como escritura de imágenes, sino como imágenes/escritura».

Los dibujos del joven Kafka fueron -al menos hasta 1907- completamente autónomos de sus escritos. Tenían que ver con su pasión por las artes plásticas; son dibujos en soportes distintos a los escritos. Pero a partir de1908 la importancia del dibujo en Kafka cambia, también en relación con la escritura. Siguió dibujando pero de manera esporádica, son dibujos que aparecen en relación visible con la escritura; se encuentran en diarios y bloc de notas; no son independientes del texto, pero aún así el dibujo no es algo meramente ilustrativo sino que supone un valor estético añadido: lo que no puede describir con la letra lo hace de manera gráfica. Hay siempre una tensión entre imagen y texto.