Los Aubrey, un fresco familar imperecedero

Con ‘La prima Rosamund’ se cierra la imponente trilogía de los Aubrey, con la que Rebecca West relata la historia de esta peculiar y extravagante familia londinense, con la que recorre su vez la vida social y cultural del país en los años locos del nacimiento del siglo XX, que se vino abajo con el estallido de la Primera Guerra Mundial.

West forjó su condición de escritora mas importante de su tiempo en Gran Bretaña, gracias a su trabajo novelístico, pero también gracias a su actividad como periodista, ensayista, pasando por el derecho o la psicología.

Con una peculiar voz narrativa conminatoria, lúcida, irritante, minuciosa, en su producción literaria a lo largo de cinco décadas, desde finales de los veinte hasta los años sesenta, sus libros exponen complejos relatos sociales en los que la corrupción de sus miembros influyentes convive con la decencia de las personas honradas.

Dotada de una inteligencia y una osadía prodigiosas, ETS dejó una obra novelística perdurable con títulos como ‘El regreso del soldado’ o ‘cuando los pájaros caen’, y su magnifica trilogía de los Aubrey

‘La prima Rosamund’, que ahora publica Seix Barral, como las dos anteriores, cierra dicha trilogía.

En la que inicia el ciclo, ‘La familia Aubrey’, Rebecca West nos presenta a esta rara familia una familia de gustos artísticos, algo excéntrica y con escasos recursos económicos. Allí están la madre Clare; Piers, el padre, perioduista y soñador, incapaz de sacar adelante a los suyos por su adicción al juego, y los hijos: la bella Cordelia, las gemelas Rose y Mary y el pequeño Richard Quin.

También de la mano de Seix Barral, llegó el segundo volumen de esta saga: ‘La noche interrumpida’, la más celebrada y mejor compuesta de las tres, donde se llega a la mayoría de edad de los niños, acelerada quizá por los acontecimientos de la Primera Guerra Mundial. Las niñas han crecido y las gemelas Mary y Rose son dos pianistas de fama que viven la dificultad que comporta tener un talento extraordinario. La hermana mayor, Cordelia, es una mujer casada y acomodada. La prima Rosamund trabaja como enfermera y es el espejo de referencia moral donde se miran sus otras primas.

‘La prima Rosamund’ cierra este trío si bien Rebecca West no pudo concluirla y fue Victoria Glendinning, escritora y biógrafa de West, la que, siguiendo las notas que esta dejó de cómo debía terminar la historia, la concluyó con un epilogo apropiado.

En ‘La prima Rosamund’, la acción se reanuda justo después de la devastación de la Primera Guerra Mundial. Rose, la narradora, y su hermana gemela Mary se han convertido en famosas pianistas de concierto. La hermana mayor, Cordelia, ha entrado en un matrimonio burgués y mundano, y se ha vuelto cada vez más distante y crítica con su excéntrica familia y su círculo bohemio.

Rosamund juega un papel crucial como ejemplo moral de la familia y en especial de las dos hermanas gemelas que la consideran un modelo de dignidad social. Pero este espejo se quiebra cuando Rosamund contrae matrimonio con un ricachón vulgar, embrutecido y de dudosa moral. Mary y Rose están desconsoladas, se sienten como ‘niños abandonados’ y se preguntan qué ha llevado a Rosamund a casarse con un tipo tan despreciable.

Ahora se cuestionan la significancia del amor a la vez que deberán plantearse su vida sin la que ha sido la guía vital de ellas.

Rebecca West fue una revisora meticulosa de su trabajo. El hecho de que la muerte le sorprendiera antes de rematar el último relato de la trilogía, le deja en desventaja con respecto al soberbio edificio narrativo que suponen los dos primeros volúmenes. No se mantiene bien como un libro en solitario. Debe apoyarse en los otros dos. Es la trilogía la que, como bloque narrativo, debe contemplarse como lo que es: una grandiosa historia, un fresco histórico y social incomparable que retrata con mirada magistral los albores del siglo XX, todo ella sostenida por una calidad de la escritura que agranda la narrativa misma.

La crónica de Rebecca West sobre los Aubrey asombra por esa calidad narrativa y por estar llena de reflexivas observaciones sobre el amor romántico y filial, por el relato familiar y consigue atraer hábilmente a los lectores a esa otra historia más íntima de sus entrañables personajes.