Cuentos

Entre las máscaras de Marcel Schwob

Páginas de Espuma reúne por primera vez en español los cuentos completos del misterioso autor francés, objeto de culto y de fascinación de un selecto club de devotos y herederos confesos en el que militaron desde Borges a Faulkner y Bolaño

Marcel Schwob.

Marcel Schwob.

Lucas Martín

Marcel Schwob (1867-1905) no es, quién sabe si lo será, uno de los clásicos más leídos de nuestro tiempo. En realidad, no lo fue ni siquiera del suyo. Y eso que, tanto su obra, como sus expansiones privadas, fecundas y a la vez provistas de ese rumbo ambulatorio y nocturno que enardece las leyendas, lo tenían todo para llegar a las manos de las siguientes generaciones con el mismo y gozoso escándalo con el que todavía perviven en la memoria y en los estantes de escritores y aprendices de escritores. Su época, es cierto, no ayudó. Sobre todo, por la moda imperante y muy balzaquiana del realismo, que le relegó a un espacio sin tanta difusión ni complicidades electivas, pero también por un desajuste universal que paradójicamente es la mayor conquista a la que puede aspirar el arte de la escritura. De nada le sirvió dedicarse al periodismo, fumar éter, frecuentar los bajos fondos, atesorar una erudición y un encanto individual a prueba de desarraigo, conocer a Proust, cartearse con Verne, traducir a Shakespeare. Su destino, al menos en términos literarios, era estar más o menos solo. Tan solo como lo estarían en algún momento algunos de sus más entusiastas seguidores y epígonos, que van desde Borges, que reconocía su ascendencia con un fervor inusitado, a Faulkner o Perec. Solo porque se ha cruzado un umbral en el que es difícil tener compañía. Solo porque se ha hecho algo nuevo e indiscutidamente personal en un oficio, el de la literatura, en el que es imposible escribir sin eco. Y en el que lo normal es que todo, absolutamente todo, tal vez ya ha sido escrito.

La soledad de Marcel Schwob está llena de contradicciones. No todas ellas infelices, pues si bien le han privado de miles de lectores que, en el cuerpo a cuerpo, a buen seguro le pertenecían, le han permitido poner un punto y seguido a su obra que él mismo hubiera firmado con mordacidad y alevosía. Al fin y al cabo, lo suyo fue una batalla teórica y práctica contra la primacía de lo general sobre lo particular, una incesante y omnívora búsqueda de la excepción, de lo extraordinario. Y un empeño por despojar a la historia y a los altares de la literatura de los lugares comunes de la mitificación, lo que supo llevar hasta las últimas consecuencias. Incluso, hasta sus últimos días, con aquel viaje a Samoa en el que acabaría renunciando de malas pulgas y sobre el terreno a su único propósito, que era visitar la tumba de su admirado Stevenson. Schwob, sabio de curiosidad insaciable, manías enciclopédicas y pasiones, en ocasiones, extremas -decía que su mujer, la actriz Margaritte Moreno, podía hacer con él lo que quisiera, incluido, y por supuesto, también matarle- es un raro, sin duda, acompañado como pocos del prestigio de ser todavía en la actualidad un autor con un culto tan vibrante como minoritario. Pero sin un malditismo de fondo ni una muralla estilística que pudiera justificar su relativamente escaso número de feligreses. Schwob es un escritor complejo, que no críptico, mucho menos, impenetrable, con tanto que ofrecer que resulta muy fácil aventurar en algunos de sus registros el matrimonio feliz y potencial con todo tipo de preferencias y mentalidades. Por más que a Vila-Matas, uno de sus máximos prescriptores, le guste completar con ironía la deliciosa cita de Borges y atribuir la modesta suerte literaria de Schwob a una sociedad secreta constituida internacionalmente con el objetivo de protegerle de la popularidad excesiva y lograr que su obra, como los mejores vinos, permanezca siempre entre los márgenes de los ‘happy few’; la comunidad de iniciados y escogidos.

En español, sin embargo, se han acabado las coartadas. Especialmente, tras la publicación de sus cuentos completos por parte de Páginas de Espuma, que ha dado por fin a Schwob el vuelo que reclamábamos sus lectores, en una edición primorosa con traducción y prólogo de Mauro Armiño y prefacio del propio Vila-Matas. Un libro, tan hipnótico como misteriosamente inagotable, en el que conviven todos los Schwob que habitaban en Schwob, que no son pocos, y que ratifica una vez más al autor como uno de los mejores y más originales cuentistas de la historia de la literatura. Además, claro está, de muchas otras cosas: el poeta simbolista de las prosas breves, el escritor de aventuras que conecta con una formulación del terror casi gótica, el brillante y arrollador ensayista y teórico de los prólogos, el inclasificable, el moralista. Sin olvidar, por supuesto, al escritor más conocido de todos, el de ‘El libro de Monelle’, con su inocencia perversa y su lirismo, y el de ‘Vidas imaginarias’, en el que la historia y la ficción se entreveran en un juego tan anticipadamente posmoderno como insinuante en cuanto al sentido último de la narración y de los acontecimientos.

Leer el conjunto de la producción de Schwob en un único volumen -incluidos los inéditos y sus grandes libros, alumbrados en apenas cinco años, de 1891 a 1896- tiene un efecto fulminante en el que se despliega la sombra de una especie de Aleph que contiene casi todos los tiempos y motivaciones de la literatura. No es de extrañar que su mapa de influencias comprenda a autores como Borges o Bolaño, pero tampoco que se emparente con el realismo mágico o, incluso, que se pueda rastrear en propuestas de otras disciplinas como la cinematográfica nouvelle vague, en la que los personajes femeninos tienen mucho de Monelle. Y todo, con una coherencia, que remite a una visión del mundo profundamente humanizadora, en la que convive la Francia culta, la soñadora y la villana. Y en la que la curiosidad no entiende de fronteras, incorporando en pie de igualdad las civilizaciones antiguas y los misterios del lenguaje, pero también al argot del hampa, los salones de opio, los inadaptados, los príncipes, los mendigos, los prostíbulos, la religión, los poetas renacentistas y hasta los duendes y los piratas. Una compilación imprescindible. Háganse con el Aleph y abran su Schwob. Con suerte la próxima vez nos toca alquilar el Metropolitano.

Cuentos completos

Autor: Marcel Schwob

Traducción y edición: Mauro Armiño

Prefacio: Enrique Vila-Matas

Editorial: Páginas de Espuma

Precio: 33,65 €

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