Cartas

Charlotte Brontë en su faceta más personal

La editorial Altamarea publica ‘Como fósforos de Lucifer’, una recopilación de cartas de la autora de ‘Jane Eyre’ que nos deja ser testigos de su privacidad

Un retrato de las hermanas Anne, Emily y Charlotte Brontë.

Un retrato de las hermanas Anne, Emily y Charlotte Brontë. / Virginia Guzmán

Virginia Guzmán

Virginia Guzmán

Mucho se ha escrito y se ha investigado sobre la vida y obra de las hermanas Brontë, pero siempre es de agradecer que se sigan publicando libros que aborden la existencia de una familia que legó para la posteridad algunas de las grandes obras de la literatura universal. Toca hoy hablar de Charlotte Brontë, una de las más reconocidas gracias a ‘Jane Eyre’, novela que no ha perdido su vigencia pese al tiempo transcurrido y que es un fiel relejo de la época que le tocó vivir.

Es la editorial Altamarea la que acertadamente ha publicado un pequeño volumen que recoge algunas de las cartas que Charlotte escribió entre 1839 y 1855, en las que la autora, también prolífica en su correspondencia, habla de sus inquietudes y su estado con su familia, con sus amigas y con los editores responsables de publicar sus obras bajo el pseudónimo de Currer Bell. «Solía pensar que me gustaría roderarme de la alta sociedad, pero ya he tenido suficiente, me parece horrible poder tan solo mirar y escuchar», le cuenta Charlotte en la primera carta a su hermana Emily en unos tiempos en los que trabajaba como institutriz para una familia. Poco a poco en sus cartas van asomando sus ansías literarias pero también los ecos de una vida complicada, en laque no faltaron las enfermedades, la distancia, las pérdidas. Tanto sus hermanas como ella estuvieron marcadas por la educación que su padre clérigo les dio, que les permitió hacer volar su imaginación y reflejarlo después en obras que han traspasado las barreras del tiempo, pero todas ellas sufrieron una mala salud y a Charlotte le tocó ser testigo de la muerte de sus hermanas y de su hermano, unas circunstancias que hicieron mella en ella y que se reflejan en las cartas a su amiga Ellen Nussey. Hay en la autora en esas misivas un sentimiento de aceptación del destino de su familia, incluso de cierto respiro al ver que dejaban de sufrir, pero es inevitable no percibir la desesperanza. «Intenta venir. Nunca he necesitado tanto el consuelo de la presencia de una amiga», le escribe a Ellen en 1848, cuando ‘Jane Eyre’ ya había sido publicada.

Como fósforos de lucifer

  • Charlotte Brontë
  • Editorial: Altamarea
  • Traducción y edición: Anabel Palacios
  • Precio: 11,90 €

Con su editor habla también de la escritora Elizabeth Gaskell, otra de las grandes autoras de la época, con la que terminaría escribiéndose y que sería la responsable de su biografía años después de su muerte, una muerte que a Charlotte le llegó a temprana edad, sin haber cumplido aún los 40, y tras haber contraído matrimonio. Fue en 1855, se había casado un año antes con Arthur Bell Nicholls y falleció estando embarazada.

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