Biografía

Miguel Hernández y la herida que no cesa

La guerra se alía con el nacimiento editorial de ‘Las tres heridas de Miguel Hernández’ que de la mano del dibujante Carles Esquembre retoma la amarga biografía del mártir de las letras oriolano a los 80 años de su muerte

Miguel Hernández.

Miguel Hernández. / Francis Mármol

Francis Mármol

«Tristes guerras si no es amor la empresa. Tristes, tristes». Así como una paradoja de amarga victoria regresa la figura del autor más trágico de nuestras letras en un nuevo volumen dedicado a su vida y obra a partir de la mirada pictórica y no menos poética del valenciano Carles Esquembre en ‘Las tres heridas de Miguel Hernández’ (Planeta).

Ni a propósito hubiera sido más oportuno este cómic biográfico con la guerra de fondo en nuestros timelines, que dejan casi en una simple anécdota su 80 cumpleaños. Miguel Hernández, que fue sangre de trinchera de forma casi directa, regresa aquí y ahora entre el ruido de las bombas en forma de advertencia, presentado a partir de sus tres famosas heridas con las que Esquembre articula su homenaje a base de viñetas con trasfondo poético y que nos asoman a la furia bélica del 36.

Llegó con tres heridas; la de la vida, la del amor y la de la muerte... Y a partir de estos tres conceptos trascendentales en la existencia del poeta oriolano Esquembre nos introduce y organiza una biografía tan heroíca como indisimulablemente dolorosa, despiadada incluso y hasta injustamente sepultada por cierta intelectualidad.

Con un trazo maravilloso y preciso en las fisonomías, en un manejo grácil y dinámico de lo narrativo y unas secuencias que riman en lo lírico, con lo onírico y lo mucho de rítmico de la poesía del protagonista, Esquembre se acerca a la intrahistoria del poeta más joven del 27, al que le salpicó la Guerra Civil de manera más abrupta – con permiso de Lorca- y la injusticia artística por sus orígenes humildes, su origen más que provinciano, su idealismo ideológico y las envidias que suscitaba su talento precoz.

No escatima Esquembre episodios espinosos como el desprecio de Lorca para con su relevo más claro, ni tampoco su confrontación con otro tipo de comprometidos compañeros de viaje como Alberti, de fiesta en mitad de la descomposición republicana, su enemistad última con su mejor compañero de juventud Ramón Sijé a cuenta de sus ideas políticas, el poco apoyo familiar a su causa poética, el escaso favor editorial, la persecución militar. Y la dureza indescriptible de la pobreza y falta de esperanza que rodea el nacimiento de su hijo, por citar algunos ejemplos de la tragedia que acumularon sus escasos 31 años.

Las tres heridas de Miguel Hernández

  • Carles Esquembre
  • Editorial: Planeta Cómic
  • Precio: 18,95€

Así en ‘Las tres heridas de Miguel Hernández’ se conocen detalles muy suculentos de su vida que de alguna forma lo explican mejor en sus firmes creencias más contra natura de lo que parece. Sus primeros escarceos literarios bajo una liviana influencia religiosa, pues fueron los jesuitas sus primeros valedores; y curiosamente también personajes de la derecha más oficial como el escritor y taurófilo, José María de Cossío, que lo apoyó en momentos difíciles dándole trabajo en su encicopledia taurina o la también lealtad del gran poeta chileno Pablo Neruda, cuando todavía no era nadie en el cogollito literario nacional.

Pero en el libro no todo son sucesos con regusto amargo pues también resplandece su amor despendolado hacia Maruja Mallo y su pertenencia profunda a Josefina Manresa hasta el fin de sus días. También brillan las alusiones a su poesía con mayúsculas abrevada de un bucolismo infantil propio de Virgilio -creció la flor en el barro-, cargado de simbolismo, alucinado por las vanguardias literarias y catapultado por el hecho mágico y germinal de escuchar con sus propios oídos subir la leche en el vientre de las cabras mientras dormían. Verdadera génesis de esta vida, muerte y milagrosa resurrección de un cabrero metido a poeta y que regresa para cantar contra la guerra en forma de cómic poético de la mano de un paisano genial llamado Carles Esquembre.

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