Novela

La jauría, retrato de una burguesía corrupta e inmoral

No hay piedad literaria en Émile Zola para retratar en ‘La jauría’ la depravación y corrupción de una burguesía parisina que, como sabuesos, se disputa el botín económico de la transformación urbanística de París a finales del XIX

Emile Zola.

Emile Zola. / Francisco Millet Alcoba

Francisco Millet Alcoba

El ciclo de los Rougon-Macquart, una larga serie de veinte volúmenes con los que Emile Zola, al igual que hizo antes Balzac, quiso dibujar esa sociedad francesa surgida con la llegada del Segundo Imperio, se inició con ‘La fortuna de los Rougon’ y tiene su continuación en ‘La jauría’, (La Curée) que también se publica de la mano de Alba editorial.

La acción de ‘La Jauría’ transcurre, como todas las demás novelas del ciclo Rougon-Macquart bajo el Segundo Imperio (1852- 1870). Zola nos guiará con sus bellas descripciones en un paseo imaginario por las diferentes zonas de la capital francesa para mostrar las grandes transformaciones de París realizadas en esos años por el barón Hausmann y en paralelo refleja el mundo de la corrupción y de las rápidas fortunas nacidas de la especulación de esas grandes obras, que se dan un festín con el botín generado.

Uno de los que se benefician del botín de esas grandes obras es Aristide Rougon que al llegar a París adoptó el nombre de Saccard. Viudo, con escasos recursos y dos hijos, acepta casarse con una rica heredera, Renée Béraud, que necesita un padre para el hijo que está esperando de otro. Saccard no tendrá escrúpulos en aceptar esta componenda a cambio de revertir su situación y entrar en el negocio especulativo de la remodelación urbanística de París.

Rápidamente acumula una gran fortuna comprando viejos edificios a precios bajos, a sabiendas de que luego recibirá el doble o el triple cuando esos edificios necesiten ser derribados para construir los futuros grandes bulevares de la capital.

Aristide Rougon (Saccard) entra de lleno en esa vorágine del dinero fácil y abundante y cada vez quiere más, sobre todo cuando también sufre algunos fracasos especulativos y no duda incluso en estafar sin escrúpulos a su propia esposa Renée, propietaria de una gran cantidad de capital inmobiliario.

En Renée, Zola quiere retratar a la burguesía parisina mundana, frívola y libertina, carente de racionalidad; una burguesía que, como ella, sucumbe al descarrilamiento por el dinero fácil y los falsos placeres de la embriaguez y las drogas y se aboca la quiebra moral.

La rápida constitución de inmensas fortunas, el dinero fácil sirve para satisfacer todos los apetitos, empezando por los del cuerpo. Zola describe con gran brillantez los símbolos del lujo y del triunfo de las apariencias.

La degradación moral de sus personajes se consuma con la relación incestuosa del apuesto Máxime, hijo del anterior matrimonio de Saccard, con Renée, su madrastra. Saccard, lejos de escandalizarse por ello, se sirve de esta relación para lograr nuevas tierras y dinero.

La jauría 

  • Émile Zola
  • Editorial: Alba
  • Traducción: Esther Benítez
  • Precio: 14,00€

El mismo título de ‘La jauría’ es escogido por Zola de manera significativa pues pertenece al vocabulario de la caza con sabuesos. Aristide Rougon y los suyos, aprovechando las grandes obras de Haussmann, se reparten París y, al igual que los sabuesos, se dan un festín con el botín. No hay puntada sin hilo en esta brillante historia de Émile Zola

Suscríbete para seguir leyendo

TEMAS