Diario de lecturas
Compramos más libros, ¿nueva moda decorativa?
José Luis G. Gómez
Parece que se confirma que la pandemia del Covid-19 ha sido el bálsamo de Fierabrás de la industria editorial española: el resultado de la venta de libros del primer trimestre de 2022 mejora el de 2021, que pasa por ser el mejor año de la última década. Así que los libros vuelan de las librerías sin llegar a coger polvo –ya lo cogerán en nuestras estanterías, donde quizá pasen meses o años sin ser leídos, pero esa es otra historia-. Es una buena noticia que se puede constatar paseando por las librerías de cualquier ciudad media española, y comprobar así que nuestros libreros lucen mejor cara que hace unos años; en otros tiempos no tan lejanos bastaba con iniciar una conversación casual con ellos para acabar tomando buena nota de todo lo que iba mal en el mundo: Amazon, Amazon, Amazon. Esto que vivimos ahora es un respiro, y es bienvenido, pero las olas de cambio no han amainado. Además, aunque los españoles hemos vuelto a comprar libros eso no significa que compremos buenos libros. Pero mejor leer un mal libro que limitarse a posar la mirada en los folletos publicitarios que nos encasquetan por las calles; aunque estos panfletos a veces nos iluminen, como cuando descubrimos que a la vuelta de la esquina ejerce la magia negra un brujo de nombre misterioso, aunque casi siempre son cursos de inglés o mensajes de un dentista.
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