De bolsillo

Malraux: el intelectual versátil

De los grandes intelectuales franceses de posguerra destaca la figura y la obra de André Malraux, escritor ligado a un compromiso político que le llevó del comunismo al gaullismo. Las ‘Antimemorias’ fueron su obra final, donde reflexiona sobre el devenir del siglo XX

André Malraux.

André Malraux. / Javier García Recio

André Malraux fue uno de los iconos intelectuales del siglo pasado, uno de los grandes pensadores franceses de posguerra, una de las grandes mentes artísticas que Francia aportó de manera inigualable a la cultura europea y occidental junto a André Gide, Jean-Paul Sartre, Albert Camus, Simone de Beauvoir, Jean Cocteau o Paul Éluard.

En el caso de Malraux es también un personaje marcado por la desmesura en cuya trayectoria vital es posible encontrar, aparte de una obra literaria de altura con obras maestras consagradas como La condición humana o ‘La esperanza’, otras aventuras junto a un recorrido ideológico que fue desde su militancia comunista y antifascista, hasta abrazar incondicionalmente el ideario del general De Gaulle.

En Indochina adquirió su compromiso revolucionario y en la década de los años treinta fue un activo participante en los congresos y organizaciones de artistas y escritores europeos movilizados contra el fascismo. Montó y organizó una escuadrilla de aviones que luchó en la guerra civil española junto al gobierno republicano en lo representará el mayor compromiso de un escritor de talla en la defensa de la República, durante la guerra civil española. Luego será uno de los héroes de la resistencia francesa y jefe de la Brigada Alsacia Lorena.

Su ideario comunista le llevó primero a abrazar y defender las tesis de León Trotsky, frente a Stalin, a alinearse después con el estalinismo y finalmente a romper con el comunismo tras el pacto germano-ruso. En 1945 emerge como gran adicto a la figura y la política del general De Gaulle, a quien hasta su muerte profesó una admiración y un culto cuasi religioso. Fue ministro en dos ocasiones y ligó su suerte política a la del general, que quedó barrida por los sucesos de Mayo del 68.

Malraux fue un mito político y cultural, levantado sobre su controvertida actividad política y sobre su grandiosa obra narrativa. Hay tres obras esenciales, ‘Los conquistadores’, ‘La vía real’ y ‘La condición humana’, en las que abordó los grandes problemas éticos del siglo XX. Llegó después ‘La esperanza’, sobre su participación en la guerra civil española y que el propio Malraux convirtió en película con el nombre de ‘Sierra de Teruel’.

Más allá de estas grandes novelas, Malraux legó todo su pensamiento y talento narrativo sus Antimemorias’, que bajo el subtítulo de ‘El espejo del limbo’ es un relato novelado de su vida, sus viajes, sus encuentros con grandes personajes de la historia y esencialmente es un testimonio de enorme relevancia de los tiempos históricos que le tocó vivir. ‘Antimemorias’ tuvo su continuación en ‘La soga y los ratones’, con los testimonios de sus años de madurez. Se compone de seis partes que conforman un relato de los personajes y acontecimientos que protagonizaron la vida en Europa tras la Segunda uerra mundial.

Malraux nos habla aquí de las personas que protagonizaron los grandes acontecimientos de la segunda mitad del siglo XX, mientras reflexiona sobre su gran pasión: el arte como elemento de transformación de las personas.

La reedición ahora por parte de la editorial De bolsillo de los dos tomos que comprenden las ‘Antimemorias’ de Malraux es un acontecimiento literario de envergadura que servirá para reavivar la obra narrativa del escritor francés y devolverle la actualidad un tanto apagada en los últimos años. Es esta una tarea que realiza a la perfección el crítico Ignacio Echevarría con un magnífico prólogo en el que recrea toda la vitalidad y el talento artístico de Malraux y refresca su participación en los hechos que marcaron el devenir de los años treinta y cuarenta, esencialmente.

Apoyo y ruptura con Trotsky

El gran revolucionario ruso Leon Trotsky fue uno de los grandes personajes contemporáneos con los que Malraux compartió experiencias. Con él tuvo una intensa relación. Durante la primera mitad de los años treinta, Malraux actuó abiertamente como activo simpatizante de Trotsky. Militante comunista disidente, fue un firme defensor de la línea de oposición de izquierdas que encabezaba Trotsky. Fue a reunirse con él a la isla de Prinkipo, donde el dirigente ruso fue confinado por Stalin. Después, en 1933, volvió a visitarle cuando Trotsky quedó exiliado en Francia. Malraux aportó, sin restricción alguna, su autoridad intelectual y su apoyo financiero para impedir que el ruso fuese expulsado de Francia. 

Entre Malraux y Trotsky -un hombre de buena talla intelectual- hubo en esos años un rico debate literario y político. Trotsky saludó con admiración la novelade Malraux ‘Los Conquistadores’, a propósito de la Revolución China, por su incuestionable valor artístico y por sus enseñanzas políticas, también elogió ‘La condición humana’.

La actuación de los comunistas en la Guerra Civil española y las ejecuciones sangrientas de los procesos estalinistas de Moscú, que encuentran su prolongación en la misma España, abrieron una grieta entre los dos hombres l que se fue agrandando a medida que la discusión entre los dos avanzaba y que finalmente supuso la ruptura definitiva entre Trotsky y Malraux que e aleja también definitivamente del comunismo y tras la guerra, en 1945, aparece ya como el gran liberal al servicio del general De Gaulle. 

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El espejo del limbo 

La soga y los ratones

Autor: André Malraux

Editorial: De bolsillo

Traducción: Mª Teresa Gallego/Amaya Garcia Gallego

Precio: 16,95€

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