Poesía

Lope de Vega: moderno, genial, quien lo leyó lo sabe

Atendiendo a la vigencia de Lope de Vega como el poeta del amor, la Real Academia y Espasa publican una nueva edición de sus ‘Rimas’, un ejemplo de que Lope sigue siendo actual

Lope de Vega.

Lope de Vega. / L. O.

Hablar del verso, de la vida, ayer y hoy, es hablar de Lope de Vega. Nadie como él, mas allá de Garcilaso, encumbró la poesía amorosa. Nadie como él dio al verso la grandiosidad eterna y universal que emana un soneto, una égloga, un simple epigrama. Lope cambió la concepción del mundo con su poesía. Una concepción que aún hoy día rige, establece los cánones, ordena el mundo poético. Por eso Lope sigue siendo tan actual, tan moderno, porque su genial elaboración del verso, en su forma y en su mensaje, se ha prolongado y proyectado hasta ahora.

Atendiendo a esta vigencia la Real Academia Española, a través de la editorial Espasa, acaba de publicar las ‘Rimas’, de Lope de Vega, en una magna edición que cuenta con un extraordinario estudio crítico de los profesores Antonio Sánchez Jiménez y Fernando Rodríguez-Gallego que nos hablan de la estética de las ‘Rimas’, de la tipología y estructura de los doscientos sonetos que la componen y de la poética del soneto de Lope, realizando también un estudio textual de cada uno de ellos.

 La edición que se presenta es la editada a partir de la impresión de 1604, en la que las ‘Rimas’ adoptaron su forma definitiva. Como apéndice se incluye el célebre Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo, añadido en la edición de 1609 de las ‘Rimas’ a continuación de estas.

 Las ‘Rimas’ es su inversión mas importante de Lope en el campo de la lírica. Suponen un despliegue impresionante de poesía, tanto en lo que respecta a la cantidad y la calidad como en lo referente a la variedad: con composiciones breves, como los sonetos, y epitafios, otras largas, como las églogas o las elegías y abarca todo los cauces cultos del momento exhibiendo un magistral dominio del verso y de los distintos subgéneros de la lírica culta.

Y es que nada se resiste a Lope en el momento de abordar su colección de sonetos. En 1602, con 40 años, Lope llega a Sevilla, siguiendo a su gran amante de entonces, la actriz Micaela Luján. Está en el mejor momento de su carrera literaria como famoso autor de romances y comedias, convertido ya en un fenómeno a nivel de los grandes clásicos como Garcilaso, encumbrado como el primer poeta lírico del país y legítimo sucesor de Garcilaso.

Siguiendo pues a Micaela, la Lucinda de sus sonetos, llegó a Sevilla y consiguió la querencia y el patronazgo del millonario Juan de Arguijo, bajo cuyos auspicios se publicó en 1604 la primera edición de las ‘Rimas’. En ellas Lope adoptaba el ejemplo del cancionero de Petrarca, su gran modelo poético. Ahí están sus doscientos sonetos, bajo el nombre de ‘La hermosura de Angélica’, la gran mayoría de amor, inspirados y dedicados a Micaela Luján, pero los hay también políticos y morales e incluso burlescos o eróticos. Luego vino en 1604 la segunda parte, con sus églogas, que configuraban un libro perfecto, que quedó algo desvirtuado por el añadido posterior de un apéndice del Arte nuevo de hacer comedias, ajeno al resto y que se incluye también en la presente edición.  

Para Lope, que llevó una licenciosa vida de escándalos amorosos, la poesía surge del sentimiento amoroso, surge de la experiencia del amor.

Lope de vega

  • Rimas
  • Editorial: Espasa. Real Academia 
  • Edición :Antonio Sánchez Jiméne/Fernando Rodríguez-Gallego
  • Precio: 60,00 €

La sinceridad, la confesión, la pasión amorosa, son los tres pilares estéticos de sus ‘Rimas’, que los profesores Sánchez Jiménez y Rodríguez-Gallego dividen en varios tipos: los de pasión violenta y exaltada, los de corte pastoril, los de exaltación exótica, atenuada o directa, los de tema histórico, los morales y funerales y los de tipo cínico, como lis que hablan de cuernos.

Y de entre todos, el mas famoso de todos, el 126 , donde Lope nos habla de la definición del amor: «Desmayarse, atreverse, estar furioso...». Son definiciones antitéticas. Lope define una suerte de locura que perturba el sentido y lleva a actuar contra el propio interés (olvidar el provecho, amar el daño). Los trece primeros versos van acumulando esas sensaciones, contradictorias, pero verosímiles; pasando de un estado a otro y aquel del que se está hablando no lo revela hasta el verso 14: «esto es amor: quien lo probó lo sabe». Aquí no son las palabras, sino el tono directo, franco, rotundo con que Lope certifica al lector la autenticidad vital de lo que dice. Este es Lope, la poesía surgida de la experiencia del amor.