Poesía

La muerte como meditación poética

Jorge Villalobos culmina con ‘Nada desaparece para siempre’ una premiada trilogía en la que a partir del fallecimiento de su madre y de su tía ha indagado poéticamente en la tensión entre la vida y la muerte, a la par que consolida su madurez como poeta

Jorge Villalobos.

Jorge Villalobos.

Juan Gaitán

Juan Gaitán

La trayectoria poética de Jorge Villalobos se mide en premios. Con ‘La ceniza de tu nombre’ se alzó con el Ópera Prima del Premio Andalucía de la Crítica 2018, y con ‘El desgarro’ se hizo con el XXXIII Premio de Poesía Hiperión. Ambos poemarios estaban sujetos a un tema, la muerte, sobre el que gira la mayor parte de la producción de este poeta, en su día «joven promesa» de la lírica malagueña y nacional, hoy ya autor consolidado.

   Así, Jorge Villalobos vuelve a presentarnos un poemario premiado, en esta ocasión con el XXXVI Premio Unicaja de Poesía, titulado ‘Nada desaparece para siempre’. Y de nuevo la muerte planea sobre la meditación poética, de nuevo las desapariciones de familiares muy cercanos, muy directos (la madre, la tía, el abuelo) forman el nudo central y emocional de la obra.

JORGE VILLALOBOS

  • Nada desaparece para siempre
  • Editorial: Pretexto
  • Premio Unicaja de Poesía
  • 76 páginas
  • Precio: 15,00 euros

    Lo marca así desde el primer poema, ‘suelto’ de los tres segmentos en que se divide el libro. Ese poema contiene ya la tensión entre la vida y la muerte propia de este poeta, pero también un cierto tono existencialista que predominará en la primera sección del libro, titulada ‘Una casa: una aventura’, en la que da espacio lírico a una serie de poemas en los que predomina el amor, la vida en pareja. Son poemas con un aire conversacional, marcados por la presencia del verso endecasílabo, y en algunos incluso un trasfondo anecdótico, como en el poema ‘A la hora de comer’. La capacidad poética de Villalobos es incuestionable. Todo lo que le rodea es proclive de ser convertido en poema, en material lírico.

    La segunda parte del libro, ‘Un trabajo: un asombro’ mantiene el tono existencial. Nos encontramos a un poeta que ronda ya la treintena, al filo de lo que él mismo denomina «madurez», y que busca su lugar en el mundo. Entronca con los problemas propios de su generación, poeta pegado a la vida, a su contexto. Desgrana así piezas en las que cabe la ironía, el humor, como en ‘Solicitud de trabajo al Mc Donald’ o ‘Compañero de autobús’, donde toma cuerpo de nuevo lo anecdótico, lo cotidiano, para hacerse poema. 

    Sin embargo, será la tercera parte, ‘Una familia: lo inefable’, donde estará el tono más hondo del libro. Regresa Villalobos a los territorios de la muerte, de las desapariciones que han marcado su vida, su biografía, cerrando así, brillantemente, una trilogía iniciada con ‘La ceniza de tu nombre’.

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