Alfonso XIII: el monarca nacionalizador

Podría parecer que una biografía sobre Alfonso XIII que diera extrema importancia a su afán nacionalizador se detendría demasiado en los numerosos actos propagandísticos del nacionalismo español a lo largo de su reinado y dejaría algo coja su gestión como monarca. Sin embargo, Javier Moreno Luzón, catedrático de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales y Políticos en la Complutense, autor de la obra, ha salido airoso del reto de ofrecer un punto de vista distinto.

De hecho, ‘El rey patriota. Alfonso XIII y la nación’, que acaba de publicar Galaxia Gutenberg, es uno de los retratos más completos del bisabuelo del actual rey de España al incorporar esta faceta en la que, como subraya el historiador, se embarcaron otras coronas europeas de su época al cumplir, en unos tiempos en los tenían que convivir con la democracia y los parlamentos, el papel de ‘monarquías escénicas’, además de agentes nacionalizadores. Una evidencia más de que la ‘excepción española’ con la que se ha querido marcar amplios periodos de la Historia de España no lo fue tanto.

Fue esta la tarea a la que se sumó Alfonso XIII, retratado aquí como un rey extrovertido y simpático, muy afín al Ejército, algo lenguaraz e imprudente y también con un gran afán de protagonismo en la vida política que fue mucho más allá de sus atribuciones originales. Un monarca que fue recibido, tras la catástrofe del 98, como la gran esperanza regeneradora del país. Y como resalta el catedrático, durante los primeros tiempos de su reinado cumplió ese papel que le demandaba la sociedad.

La llegada de la I Guerra Mundial -en la que España no participó, a su pesar- le sirvió para proyectar una imagen propagandística de monarca bondadoso, preocupado por el destino de los prisioneros de guerra. La contienda y sus derivadas cambió el sentido de su reinado y el monarca, temeroso del contagio de la Rusia soviética, experimentó una involución que lo atrajo a los sectores más conservadores, algo tampoco inusual en su tiempo y en su entorno.

Sin duda, la desastrosa política colonial en África y la simpatía por la Dictadura de Primo de Rivera terminaron por decantarlo por la España más conservadora y el sector del Ejército más afín a esos aires, con lo que se olvidó, definitivamente, de ser el rey de todos los españoles, algo por lo que pagaría una dura factura en 1931.

En esta biografía vemos al monarca en el arduo trabajo de nacionalizar un país en el que los nacionalismos vasco y catalán ya tenían una importante cuota de poder. Lo que mejor se puede decir de la obra es que a lo largo de sus páginas Alfonso XIII está pletórico de vida y con él, asistimos a una trágica historia palaciega de poder sin perder el contexto internacional ni olvidar los fastos, tan necesarios para un rey.

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