Diario de lecturas

Roald Dahl, víctima de una censura que busca la pasta

Roald Dahl, víctima de una censura que busca la pasta

Roald Dahl, víctima de una censura que busca la pasta / La Opinión

José Luis G. Gómez

«Tras conversaciones con la Roald Dahl Society Company, Alfaguara Infantil y Juvenil mantendrá sus ediciones con los textos clásicos del autor sin modificar sus publicaciones en castellano». Así ha querido zanjar Alfaguara la polémica por las nuevas versiones de los libros de Roald Dahl con las que la editorial Puffin ha desatado una tormenta. Que el sello británico que publica a Dahl y el organismo que gestiona su legado hayan cambiado los textos en inglés para incluir un lenguaje más inclusivo quizá solo sea una manera chapucera de ganar más dinero y no otro ejemplo de la nueva censura ‘buenista’ que muchos quieren ver. Ya lo decían en ‘Todos los hombres del presidente’: «Siga el rastro del dinero». En España, estamos de suerte y nuestros niños podrán seguir leyendo en ‘Charlie y la fábrica de chocolate’ que un niño es «enormemente gordo» y no «enorme» –eh, ¿eso es una suerte?-. Pero algunos cambios sí son muy molestos, como que Matilda lea a Jane Austen, y no a Rudyard Kipling, y escribo esto cuando yo prefiero a Austen antes que a Kipling. Como a Salman Rushdie le encantan las polémicas, y bien que lo paga el autor de ‘Los versos satánicos’, también se ha sumado a esta fiesta: «Puffin Books y los gestores del patrimonio de Dahl deberían avergonzarse». Pues sí, no le falta razón al escritor de origen indio, ahora tuerto tras un ataque tan grave como demencial.

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