Diario de lecturas

Los libros viejos toman la Alameda: poesía para el turismo

Los libros viejos toman la Alameda: poesía para el turismo

Los libros viejos toman la Alameda: poesía para el turismo / La Opinión

José Luis G. Gómez

En mi ciudad, el espacio público suele estar ocupado por sillas y mesas en lo que antes creíamos que eran calles sin saber que son terrazas. Presumo, por lo que uno lee y le cuentan, que esta transformación urbana es un fenómeno muy generalizado en el país -pero intuyo que la situación de mi ciudad es muy llamativa porque todos los días nos visitan extranjeros y nacionales para interesarse en lo que pasa aquí, espero que me disculpen la tontería-. En fin, acostumbrado a esquivar a media tarde mesas en las que foráneos sedientos se toman unas cervezas a la hora en que yo busco un café, me he llevado una sorpresa fenomenal al descubrir que en una arteria principal se ha colado una Feria del Libro Antiguo. Tras saludar a algunos libreros amigos, descubro que esta maravilla se ha montado casi con nocturnidad y con su poco de alevosía: pretenden vender libros, lo que siempre es sospechoso. Por favor, si alguien lee esto que corra la voz, porque vender libros viejos no da para pagar publicidad. Las casetas abren todos los días hasta el próximo 19 de marzo en la malagueñísima Alameda Principal, que luce espléndida con cajas y cajas de libros de poesía, novelas de toda clase y tebeos como los que antes se vendían en los quioscos, esos de los que ya quedan pocos en mi ciudad. En mis primeras visitas, que ya llevan una semana allí plantadas las casetas, he pescado un Bertrand Russell, un F. A. Hayek y hasta un madrileño César Gónzalez-Ruano, además de algunos buenos tebeos. Y lo mejor es que no he estado solo en esas búsquedas, porque para mi sorpresa éramos muchos los curiosos que nos quedamos parados ante semejante maravilla: ¡libros en la calle!

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