Jardiel el aventurero: la sonrisa que no prescribe

Aseguraba el recién fallecido Premio Cervantes Jorge Edwards que toda literatura es parasitaria porque toma de todos lados para poder formar su personalidad. Esta característica está muy presente en ‘La otra Generación del 27’, como la definió Pedro Laín Entralgo, la de los renovadores del humor español en el primer tercio del siglo XX.

Porque el quinteto formado por Tono, Mihura, Neville, López Rubio y Jardiel estuvo muy atento a las novedades que venían de Francia e Italia pero también a escritores patrios como Wenceslao Fernández Flórez, Julio Camba y, sobre todo, su padrino espiritual, el inclasificable Ramón Gómez de la Serna. Con estas y otras influencias -también entre ellos- los jóvenes escritores colocaron el humor español a la vanguardia de su tiempo, cada uno con su sello particular y con Enrique Jardiel Poncela, el más todoterreno y prolífico del grupo, a la cabeza.

Cuesta creer que Jardiel escribiera tanto en sólo 51 años de vida y que en la mayoría de sus escritos se palpe ese vanguardismo e innovación sin la sensación de un ‘déjà vu’. Lo podemos comprobar en ‘Diez día entre los hipotecas’, que acaba de publicar la editorial malagueña Azimut, con la edición y selección de textos a cargo del profesor Enrique Gallud Jardiel, nieto del autor y también un todoterreno y prolífico creador de obras humorísticas como su abuelo.

Azimut, que en los últimos años ha publicado varios libros recopilatorios de Jardiel, además de sendos ensayos sobre su cine y narrativa, a cargo también de Gallud Jardiel, ofrece ahora una selección marcada por la aventura en los parajes más exóticos, así que al lector le espera desde la más intrincada selva australiana (si es que las selvas australianas son intrincadas) pasando por el Polo Norte, una isla desierta o un exótico vuelo transoceánico Plaza de Olavide-Nueva York.

Lo más llamativo de estos relatos , aparte del sombrero de mago jardielero repleto de inacabables triquiñuelas estilísticas, es lo poco que envejecen. Porque muchos de estos pasajes, repletos de chanzas divertidísimas, parecerían haber servido de inspiración a alguna escena de Woody Allen, de los Monty Phyton o a la oscarizada ‘Todo a la vez en todas partes’

Es un gozo comprobar lo bien que se lo pasa Jardiel enlazando estos disparates en uno de los cuales el narrador, en un acto de justicia divina, termina asesinado por su audiencia, cansada de alguien tan pelma.

En suma, hay un filón literario que muchos lectores españoles no han hollado, con lo bien que se lo podrían pasar en la vida con estas lecturas. Obnubilados con todo lo que venga de fuera, la pionera generación del 27 de los humoristas, con Enrique Jardiel Poncela como cabeza de cartel, les aguarda como un tesoro escondido. Pasen diez días con la tribu de los hipotecas y luego hablamos.

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