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Rudyard Kipling: Austen y los austenistas

La editorial Funambulista recoge en ‘La sociedad secreta de Jane Austen’ tres relatos inéditos y un poema hasta ahora no traducidos al español que sorprenderán a los lectores de ambos escritores

Rudyard Kipling.

Rudyard Kipling. / L. O.

Raquel Espejo

Escribir sobre un clásico como Kipling nunca es fácil. Considerado uno de los mejores poetas y escritores británicos, su amplia obra literaria, difícil de clasificar, le llevará a recoger el Nobel de Literatura en 1907. Cinco novelas, más de doscientas cincuenta historias cortas y multitud de versos avalan su figura. Denominado como «El escritor del Imperio» por reflejar el colonialismo británico, llegó a rechazar por tres veces el título de Caballero de la Orden del Imperio Británico pero eso no le restó la alta consideración que se le tuvo siempre a su obra.

El autor de obras como ‘El libro de la Selva’ o ‘El hombre que pudo ser’ dedicó casi todos sus escritos a profundizar en el ser humano, en su condición y en su evolución, eso sí, todo aderezado con una gran dosis de moralidad superficial.

En los últimos años se ha sucedido un gran renacer de Jane Austen –si es que una autora de su categoría pudo ‘morir’ alguna vez- pero lo que sólo los estudiosos de ambos autores conocerán es la relación que existe entre ellos y que tiene un nombre propio: las janeites. El janeitismo no es más que la denominación de aquellos que son entusiastas de la obra de Jane Austen y cuyo término fue acuñado por George Saintsbury en la introducción de la edición que realizó a ‘Orgullo y prejuicio’ de 1894, aunque en castellano el término utilizado es ‘austenitas’. Y es que Kipling era un gran admirador de ella y cada noche leía en voz alta sus novelas a su esposa e hijas mientras su hijo combatía en la Primera Guerra Mundial.

Si a esto añadimos que Kipling ingresó en una logia masónica con veinte años, empezamos a visualizar la relación de las historias que se recogen en este libro. El poema que acompaña sirve de contexto e introducción al título y con él nos adentraremos en el mundo de la logia masónica Fe y Trabajos nº. 5837, un sitio de reunión de una gran cantidad de personajes heridos por la guerra, y no me refiero sólo al aspecto físico, refugio de soldados, lugar de reunión para excombatientes, amigos, y de alguna forma hermanos, donde a modo de terapia de grupo alrededor de una mesa, se expone uno de los grandes secretos que cohesionan al grupo: una sociedad secreta en las trincheras que tenía como credo las obras de Jane Austen.

Kipling demuestra, a pesar de la brevedad de los relatos, su buen hacer en el reflejo del ambiente de una sociedad marcada y herida, en un momento clave, no sólo en la literatura sino en la historia mundial. Haciendo gala de su lenguaje directo, con más énfasis en estos relatos porque recuerdan y ejecutan la jerga militar, Kipling demuestra una acertada observación en los caracteres de los personajes, en su descripción de los tipos y en su capacidad imaginativa.

Ese lenguaje directo da lugar a un estilo rápido y escueto, cínico y sarcástico en el humor y muchas veces rudo, plagado de anécdotas maquilladas en forma de recuerdos, camaradería, cansancio y hastío, basados en las experiencias vividas, como su relación con la War Graves Commission, donde se tramitaban los traslados de los cadáveres pertenecientes a los combatientes de la Primera Guerra Mundial.

Rudyard Kipling

Rudyard Kipling

A pesar de ello, Kipling sigue, en estas historias más personales, hablando de tú a tú con el lector, lo que mueve a empatizar más con los personajes que aparecen, con sus desvelos y desgracias en un mundo que se nos parece lejano.

Estos relatos: ‘En aras de la hermandad’, ‘Un amigo de familia’ y ‘La sociedad secreta de Jane Austen’, aparecen en su obra ‘Debits and Credits’ y como les decía al principio, es la primera vez que se traducen al castellano, en un trabajo de difícil interpretación y traducción por la cantidad de giros militares, la jerga masónica y el uso de vulgarismos. Con ‘La sociedad secreta de Jane Austen’, Kipling pone en valor la obra de su admirada escritora, en un mundo donde, hasta entonces, sólo era conocida por las clases altas, fomentando con ello su lectura y dándola a conocer a otro tipo de público.

La edición de Funambulista, cuidada en el detalle, añade un posfacio de la traductora, Paloma Díaz, de primordial lectura para contextualizar la obra.

Recomendado para los que aún buscan historias no tan conocidas, ‘raras avis’ de clásicos, para los amantes de Kipling y de Jane Austen, pero sin duda, para todos los que llevamos a un austenita dentro.

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