Emmanuel Carrère: un año sentado ante el horror para compartir el daño

Emmanuel Carrère.

Emmanuel Carrère. / L.O.

José Luis G. Gómez

Entre septiembre de 2021 y junio de 2022, Emmanuel Carrèrre se sentó a diario en los bancos para periodistas de la sala especial creada en el palacio de justicia de I’île de la Cité para ser testigo del juicio por los atentados del 13 de noviembre de 2015 en la sala Bataclán, en París, que dejó 130 víctimas mortales. Cada semana envió su crónica judicial a L’Obs, que en España publicó el diario El País. Ahora, todo ese material nos llega reunido y ampliado en ‘V13’ (Anagrama, 2023), con traducción de Jaime Zulaika y posfacio de Grégoire Leménager. Este es un libro que nos enfrenta al horror con una crudeza que apenas ha pasado por filtros, y una precisión y riqueza de detalles que pueden abrumar. Carrère estaba convencido de que su esfuerzo era necesario porque este libro también lo era. Y acertó, porque en estas páginas el maestro de la autoficción se diluye en el relato de una atrocidad que debemos conocer.

Emmanuel Carrère Un año sentado ante el horror para compartir el daño

V13. Crónica judicial. / L. O.

Es difícil leer ‘V13’ sin pensar en los paralelismos de la experiencia de Carrère con la de la filósofa Hannah Arendt, quien también dejó una crónica impecable de un juicio al horror. «En la actualidad, son muchos los que están dispuestos a reconocer que la culpa colectiva o, a la inversa, la inocencia colectiva, no existe, y que si verdaderamente existieran no habría individuos culpables o inocentes», concluyó Arendt en ‘Eichman en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal’ (1963), un libro muy diferente al que entrega el autor francés: lo suyo es periodismo, aunque el que lo firme sea uno de los grandes escritores de la literatura francesa contemporánea.

«Le respondo que no, desde luego que no: si no es tu oficio, un año siguiendo un juicio a terroristas es suficiente para toda una vida», recuerda Carrère casi al final de ‘V13’, respondiendo a la pregunta de sus compañeros de la prensa sobre si iría a Niza por el juicio por la matanza del camión de carga. Y el lector le entiende. En esta crónica judicial hay dolor y sufrimiento suficiente para cualquiera. La exposición diaria a estas atrocidades, la observación minuciosa de los efectos de la tragedia en los testimonios de los 350 supervivientes heridos o traumatizados del atentado en Bataclan no es algo de lo que se salga indemne. Esa impresión sobrecogedora es uno de los logros de ‘V13’. Aquí no recibimos tanto un retrato de los culpables como sí un relato de las víctimas.

Un proceso de casi un año de duración en su exposición pública da para mucho, con centenares de testimonios e historias, con muchos momentos para la reflexión. Por fortuna, Carrère es alérgico a la pomposidad y adicto a la observación casi obsesiva. Por ello, este libro es muchos libros: un viaje por el horror, una inmersión en el odio, un alegato de la necesidad de justicia, una reprobación de la tentación de la venganza, el descubrimiento del delirio de la mezquindad y la cobardía. Pero sobre todo, ‘V13’ es escritura humanista, sin apenas concesiones a lo siniestro, y una escritura que habla de la muerte llena de vida. El lector es arrastrado por la mano firme de una escritura urgente y nerviosa, que avanza con un ritmo trepidante. Este libro es un año que lees volando.

«¿Y los acusados, después de esto? Pensábamos que sus interrogatorios serían apasionantes y en realidad no lo son porque no tienen nada que decir. Bueno, nada… Es una tontería decir que nada, lo que quiere decir sobre todo es que no hemos sabido escuchar. No hemos intentado comprender. Hemos olvidado el gran precepto de Spinoza: no juzgar, no deplorar, no indignarse, únicamente comprender. (La posición opuesta la ha defendido nuestro primer ministro de la época, Manuel Valls, en estos términos virtuosamente indignados: ‘Comprender ya es disculpar’. No estoy de acuerdo con Manuel Valls)». Siendo de Carrère, el gran maestro de la autoficción, estas crónicas solo podían ser hiperpersonales, en rabiosa primera persona –para la crónica al uso, tan necesaria o más que la suya, ya estaban los otros periodistas-Pero él no está en el centro, porque ‘V13’ no trata sobre él ni sobre cómo le afectan los demás, algo tan común en su obra última. Este es un libro sobre las víctimas y ellas son las protagonistas. Ya solo por eso esta es una creación única en la trayectoria de Carrère.

Si en algo coinciden Arendt y Carrère en sus crónicas judiciales es en el retrato anodino de los criminales. No son personas interesantes, y de ninguna manera sus descripciones pretenden aumentar su estatura o vestirles con una complejidad de la que carecen. Los criminales son banales. Mientras que en la ficción suelen ser monstruos que atraen a los lectores con una fuerza culpable e irresistible, en la realidad expuesta en una corte judicial resultan insulsos y tremendamente aburridos.

«Tardé en darme cuenta de que la sala del juicio se parece a una iglesia moderna y de que en ella se ha celebrado algo sagrado», concluye Carrère al final de sus crónicas. Un lugar en el que el dolor se ha transformado, según cree una de las víctimas, Aurélie, quien escribió un libro sobre su experiencia personal respecto a Bataclan y quizá por ello terminó siendo amiga de Carrère, por afinidad. Sin duda, ese año en el palacio de justicia de I’île de la Cité fue una experiencia que merecía la pena ser contada, una experiencia de justicia y superación. Y gracias a ‘V13’, nosotros somos testigos y quizá también podamos comprender.

Emmanuel Carrère

  • V13. Crónica judicial
  • Editorial: Alfaguara
  • Traducción: Jaime Zulaika
  • Precio: 20,90€

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