Flamenco

Y Picasso recordaba el flamenco

El libro, del periodista Francis Mármol, recorre el vínculo especial que unió siempre al pintor con los cantes de su tierra malagueña

Francis Mármol (a la derecha de la imagen).

Francis Mármol (a la derecha de la imagen). / L. O.

Francisco Recio/La Opinión

La identidad malagueña, andaluza de Pablo Ruiz Picasso hizo que la influencia del mundo del flamenco naciera casi con él. Fue su padre, gran aficionado al flamenco, el que le inculcó el amor por estos cantes. Sus amigos contaban que el pintor gustaba de arrancarse a cantar, cuando la ocasión lo propiciaba, y que no lo hacía mal. Entre esos amigos, el pintor granadino Manuel Ángeles Ortiz, o el poeta Rafael Alberti, que airearon con gracia la afición flamenca del pintor malagueño.

Ahora, uniéndose a la conmemoración del cincuenta aniversario de la muerte del pintor, se publica el libro ‘Y Picasso recordaba el flamenco’ del periodista especializado en este género musical Francis Mármol, donde reflexiona, basándose en hechos reales, sobre la relación del pintor con el cante.

Francis Mármol, se decidió a escribirlo a partir de conocer la anécdota sobre el viaje a Cannes en 1957 de un grupo de jóvenes pintores malagueños que fueron a homenajearlo en nombre de sus paisanos. En aquel encuentro lo primero que Picasso les confesó recordar de su ciudad fueron las letras de unos cantes del Piyayo.

Este libro trata de hacer justicia sobre la música que dominaba la Málaga de finales del siglo XIX en la que creció Picasso y que reunía más de una docena de locales, cafés cantantes, donde poder disfrutarla y que seguro eran parte de su memoria musical pues, como decimos mas arriba, está acreditado que su padre era un cliente habitual de estos lugares y él manifestó a allegados su gusto por la misma.

Además de ello, se acreditan algunas célebres historias de personajes famosos y pintorescos de ese tiempo finisecular como las no muertes, pero sí en la prensa, de la cantaora La Trini, de Juan Breva, los ecos de la fama universal de La Cuenca, la quizá influencia en su pintura azul de personajes callejeros como El Piyayo, El Negro Meric, los coletazos de la herencia de Pepita Durán en el barrio del Perchel o las fiestas indiscutiblemente flamencas de las que disfrutó, sobre todo en su vejez, en Cannes, con Antonio Gades o Antonio el Bailarín, que convierten en un divertido lienzo los breves capítulos que componen este volumen.

Y Picasso recordaba el flamenco

  • Francis Mármol
  • Editorial: La Térmica 
  • Ilustraciones : Emmanuel Lafont

Sus diecisiete pasajes están ilustrados por Emmanuel Lafont que crea a partir de lo narrado otras historias paralelas, donde siempre se encuentra una paloma que simboliza al genio de la Plaza de la Merced, vigilante ante lo que ocurre. Estas historietas están a su vez epilogadas por códigos Qr que nos regalan el verdadero sonido y sabor de aquellos tiempos, con auténticas joyas musicales de Paca Aguilera, La Antequerana, el Cojo Málaga o La Rubia, entre otros.

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