Editorial Páginas de Espuma

Joyce-Ezra Pound: El triunfo de la fe en Ulises

Diego Garrido y Páginas de Espuma lanzan el primero de dos volúmenes de la correspondencia de Joyce, la compilación más completa a nivel mundial publicada hasta el momento sobre las cartas del autor del Ulises y una ventana diferente a su vida y a su obra

Joyce-Ezra PoundEl triunfo de la fe en Ulises

Joyce-Ezra PoundEl triunfo de la fe en Ulises

La intervención de Ezra Pound, uno de los poetas vanguardistas y modernistas más influyentes de su época, fue crucial para la publicación de Ulises, de James Joyce, una de las obras más revolucionarias de la literatura universal, y del resto de su obra. Mucho antes de que su deriva fascista le llevase al ostracismo, Pound supo, nada más leer los primeros textos de Joyce que se encontraba ante un genio de la literatura y durante diez años, desde Londres, desplegó una incansable actividad entre editores, promotores, mecenas y ante el propio Joyce, para lograr que se conociera la obra del mejor escritor de su generación y para evitar que éste sucumbiera al desfallecimiento o al desaliento. Fue algo más que un acto de generosidad o de buen olfato literario, como revela la publicación de las cartas y los ensayos del poeta sobre el narrador.

Todo está en ‘Sobre Joyce. Correspondencia y Ensayos de Ezra Pound’, editado por la editorial malagueña Ediciones de Aquí (EDA) con la colaboración de la Fundación Unicaja.

El libro fue posible gracias al profesor estadounidense Forrest Read, uno de los mayores expertos en la obra de Ezra Pound que recopiló toda la correspondencia entre ambos escritores, así como los ensayos y artículos que Pound escribió sobre Joyce.

Fue en 1913, estando Pound en Londres, que éste descubre a Joyce que llevaba ya diez años fuera de Irlanda, en Trieste. Pound escribió cerca de ochenta cartas a Joyce entre 1914 y 1920, de las que han sobrevivido sesenta y dos. Por el contrario, las cartas de Joyce a Pound, unas sesenta, han desaparecido.

No hubo correspondencia entre 1921 y 1924 ya que ambos estaban en París. A partir de que Pound se muda a Ramallo, con Joyce y sus libros ya consagrados, la correspondencia quedó muy reducida, pero su amistad continuó siempre.

Cuenta Forrest Read que cuando Pound descubrió a Joyce en 1913, éste estaba al borde de la desesperación. Había dejado Dublín en 1904. Apenas había publicado algunos ensayos y reseñas y llevaba desde 1905 intentando que le publicaran Dublineses.

Pound por contrario era ya entonces lo que un conocido llamó el ministro de las artes sin cartera. Había llegado a Londres en 1908 y en cinco años había conocido a todos los artistas importantes de la ciudad y había publicado cinco libros en verso y muchas traducciones. Fue consiguiendo un papel cada vez más relevante como líder del avant garde. Tenía ganada una gran reputación como poeta, crítico, periodista, editor, productor literario y se abría camino en la música, la pintura, la escultura, además de cómo cocinero, carpintero y tenista. Con Joyce, Pound negoció sin descaso con editores para conseguir editar sus libros; escribió reseñas y mas reseñas sobre Joyce; obtuvo apoyo financiero para él en momentos críticos e incluso intentó vender documentos manuscritos auténticos de los Reyes Católicos para pagar las operaciones en su ojo. Se trataba de los autógrafos de la reina Isabel y del rey Fernando.

Pound hacía todo lo posible para que Joyce no se viera obligado a otras ocupaciones, para que se dedicara exclusivamente a escribir el Ulises. Joyce apreciaba y mucho la ayuda de Pound, refiriéndose a él como un «hacedor de milagros». Es difícil adivinar qué habría pasado si Pound no hubiese sido tan insistente con Joyce. El propio Joyce se cuestiona si habría sido capaz de terminar y publicar sus libros sin el esfuerzo de Pound. Pese a ser el gran líder literario, Pound le habla a Joyce en sus cartas como un escritor a un homólogo al que respeta.

Las ayudas de Pound a Joyce alcanzan todos los terrenos, desde la búsqueda incesante de financiación, los consejos sobre cómo vivir modestamente y en particular sobre el problema de sus ojos. Cuando a finales de 1916 Joyce envió varias fotos a Pound este quedó conmocionado por lo que denominó «ojos patológicos» y dio comienzo un nuevo campo de ayuda para conseguir sanar los ojos de Joyce.

Pound creía ciegamente en la nueva escritura de Joyce y también que la sociedad no estaba aún preparada para recibirlo, por eso le escribe en 1917: «pienso que usted es un idealista que cree en una inteligencia ubicua entre los hombres. ¿Cuántas personas inteligentes le parece a usted que hay en Inglaterra y Estados Unidos? Si va a escribir para los inteligentes ¿cómo diablo espera que sus libros se vendan por cientos de miles?»

En junio de 1914, tras seis años de espera, el editor Grant Richard publica Dublineses. El primer comentario de Pound en el ensayo: ‘Dublineses y el señor Joyce’, es muy elogioso: «Joyce escribe en una prosa clara y firme. Tiene la capacidad de lidiar con asuntos que le rodean y lo hace extrayendo elementos universales de ellos. Esta novela contribuye a que Joyce se gane un lugar definitivo entre los escritores ingleses en prosa de nuestros días».

Más tarde, en septiembre de 1915, cuando Joyce acaba Retrato del artista, Pound se esfuerza por no caer en una hipérbole inútil, pero califica la novela de «libro perdurable como los de Flaubert o Stendhal. En lengua inglesa creo que se une a Thomas Hardy y Henry James.»

Los esfuerzos de Pound por encontrar quien editase Retrato del artista tuvieron las mismas respuestas negativas que encontró Dublineses. Uno tras otro los editores rechazaban su publicación. Decían que era un libro muy inteligente, pero bastante obsceno.

Finalmente, tras una campaña propagandística a favor de Joyce llevada por Pound y la editora de la revista The Egoist, de Nueva York Harriet Shaw Weaver, la propia revista publicó Retrato de un artista en febrero 1917.

Sobre Joyce, de Ezra Pound

Sobre Joyce, de Ezra Pound

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Ezra Pound 

Editorial: E.D.A

Traducción: Alicia García/ David Alcaraz

Precio: 22,55 € 

Los problemas sufridos por Dublineses y Retrato del artista allanaron el camino al Ulises que no sufrió tantos problemas para su publicación por capítulos En enero de 1917 la revista americana The Little Review anunció que comenzaba a publicar por capítulos la novela.

Finalmente, después de superar diversas incidencias y tras siete años de correspondencia, los dos colosos de la literatura se encontraron en Sirmione, junto al lago Garda. Fue sin duda un momento crucial. El encuentro permitió a Pound convencer definitivamente a Joyce de que este debería buscar un sitio que le permitiera dedicarse exclusivamente a escribir y terminar el Ulises. En julio Joyce se traslada a París. Pound estuvo con el buscándole alojamiento, dinero y libertad para terminar Ulises. También le abrió las puertas del mundo literario parisino, algo que necesitaba Joyce para sentirse apoyado y comprendido. Pound incluso le mandó ropa en un paquete que le llevó desde Londres T.S. Eliot, al que conoció en esa ocasión.

Entre las amistades que Joyce encontró en París estaban las de dos mujeres Sylvia Beach y Adrienne Monnier, propietarias de las librerías Shakespeare & Company y La Maison des Amis des Livres, que resultaron decisivas para la publicación del Ulises que salió a la venta el 2 de febrero de 1922, el día del cumpleaños de Joyce, tal como el quería

Cuando en febrero de 1922 aparece Ulises, recibió la aclamación final de Pound que lo tildó de «un relato que marca una época sobre el estado de la mente humana en el siglo XX». En su primer ensayo sobre Ulises, titulado Carta de París, afirma que «todo el mundo debería unirse para elogiar Ulises»y continua «Joyce ha retomado el arte de la escritura allá donde Flaubert lo dejó».

Entre 1921 y 1924 París fue el centro y la capital mundial de la actividad literaria. Fueron años fascinantes. Joyce comenzó a formar parte de un nuevo y creciente círculo y poco a poco se convirtió en una figura de renombre un líder de la avant-garde. En 1930 era ya una figura internacional. Su Ulises y el resto de sus libros multiplicaba su éxito en alemán, sueco, polaco… y finalmente también pudo publicarse en EEUU tras un fallo judicial.

Los años siguientes a la publicación de Ulises Joyce los dedicó a escribir su Finnegans Wake, tan incomprendido por todos, que se publicó en 1939. Volvieron los problemas con sus ojos y los derivados de su malísima dentadura. Cuando la guerra estalló volvió a Zurich, allí murió el 13 de enero de 1941.

Pound escribió entonces: ‘James Joyce: a su memoria’ Recordó como inició su relación con él el invierno de 1912. «De ahí en adelante la elegancia latina de su escritura en Dublineses y Retrato de un artista lo catapultó hacia la primera fila y ya no era cuestión de que formase parte, siquiera remotamente, de un pequeño movimiento. Si situaba en la gran fila de Flaubert.

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