Anagrama

Vida: el montaje del director

Manuel Gutiérrez Aragón fusiona a la perfección vida y cine en sus hermosas memorias, alejadas de todo divismo

El escritor y cineasta Manuel Gutiérrez Aragón.

El escritor y cineasta Manuel Gutiérrez Aragón. / José Luis Roca

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Hay una escena, en esta cinematográfica colección de recuerdos, que bien podría haber aparecido en ‘Amarcord’, por su toque felliniano: el pequeño Manuel se encierra en el cuarto de baño con su abuela cubana Agustina, momento en el que la abuela aprovecha para fumar habanos y cantar canciones de su tierra a pleno pulmón, a ritmo de las palmas, para que su nieto mueva las caderas con ritmo caribeño. Claro que el autor de esta obra, ‘Vida y maravillas’, que acaba de publicar la editorial Anagrama, lo cuenta con más gracia y sentido artístico.

Son las memorias de Manuel Gutiérrez Aragón (Torrelavega, 1942), retazos sueltos de su intensa vida, y no la programada exposición de una densa biografía. Se trata, nunca mejor dicho, del montaje personal del director, que por eso ha querido dejar fuera la mayoría de los fastos y honores de su larga carrera, así que apenas hay una mención fugaz a uno de sus muchos e importantes premios; y también ha dejado por el camino bastantes de sus películas, sus novelas, y su trabajo como académico de la Lengua.

Los cortes dejados en la sala de montaje nos dan una idea de lo que leerá ‘el espectador’: unas memorias de introspección, más que de exhibición y lucimiento; porque esta ‘Vida y maravillas’ da la impresión de que su autor la comparte con un grupo escogido de amigos; de ahí ese tono a veces íntimo y en muchas ocasiones, desenfadado.

Pertenece el autor cántabro a la extraña especie de creadores a los que se le ha dado bien contar historias, tanto mediante imágenes como por escrito. Sin duda, parte del éxito estribe en que también ha sido un solvente guionista. De hecho, como cuenta en esta obra, de su autoría fue el guión de ‘Furtivos’ que, de forma desinteresada, entregó a su colega y antiguo profesor José Luis Borau, que buscaba, desesperadamente, cómo desquitarse del fracaso de crítica y público de su última película.

Las memorias que ahora publica con Anagrama dejan constancia de esa solvencia para fusionar esas dos formas de narrar, algo ya presente en su anterior obra literaria. De esta manera, leyendo ‘Vida y maravillas’ -cuyo título , en referencia a su película ‘Maravillas’, ya de por sí une estas dos maneras de explicar el mundo- hay ocasiones en la que parece que estemos ante una ‘bildungsroman’, una novela de formación y otras, ante la película de una vida.

Una existencia que arranca, por cierto, de forma magistral, con ese niño postrado en la cama, a causa de una mancha en el pulmón, que descubre el incontable universo de una enciclopedia juvenil, y que culmina con la decisión del cineasta de aparcar definitivamente los bártulos, visto el creciente protagonismo de las televisiones, y dedicarse de lleno a la escritura.

Entre medias, la formación de un espíritu crítico en la lucha antifranquista, allá en tiempos de la universidad; los delirios maoístas del personal, entonces tan en boga o los azares que le permitieron no ser expelido de la Escuela de Cine, y abrirse camino en el mundo de los guiones y los rodajes.

‘Vida y maravillas’ nos deja además, retratos impagables de actores y directores con los que ha trabajado, como José Luis Borau, Ana Belén, José Luis López Vázquez o Fernando Fernán Gómez, y lo cuenta de forma sencilla y sin alharacas; también sin el mínimo asomo de divismo, algo muy de agradecer en esa competición de egos que suele ser el cine.

Manuel Gutiérrez Aragón, como manda la RAE, emplea en una ocasión la palabra ‘filin’ (adaptación del inglés, ‘feeling’). Sus memorias, sin duda, tienen eso: filin.  

Vida y maravillas

Manuel Gutiérrez Aragón

Editorial: Anagrama

Precio: 20,90 €

356 páginas

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