Editorial Planeta

La naturaleza imita al arte y la vida a las películas

Jorge Fernández Díaz devuelve el prestigio al Premio Nadal con ‘El secreto de Marcial’, una poderosa novela donde, con el hilo conductor del cine, un hijo se adentra en el descubrimiento de la vida de su padre

La naturaleza imita al arte y la vida a las películas

La naturaleza imita al arte y la vida a las películas

El Premio Nadal ha vuelto a recobrar este año -esperemos que para siempre- el prestigio que adquirió a lo largo de los años como gran galardón literario y que en los últimos, con contadas excepciones, había degradado. Con la concesión del premio a Jorge Fernández por ‘El secreto de Marcial’, el Nadal vuelve al camino de la gran novela, la que narra historias universales contadas con un lenguaje universal.

Jorge Fernández, con más de cuarenta años de experiencia en el periodismo y la literatura tiene ya una meritoria incursión en este último campo con obras como ‘Mamá, una historia íntima’ y una saga policial, y que ahora, con ‘El secreto de Marcial’ se consagra de manera prestigiosa como un narrador notable que sabe contar historias y narrarlas con un lenguaje de altura soberbio y poderoso.

‘El secreto de Marcial’ es el libro de un enamorado del cine que hace de su vida una película continua y se sirve de ellas como hilo conductor para reconstruir la vida del padre así como desvelar la complicada relación entre ese padre a la antigua y el hijo, el narrador. Marcial Fernández fue uno de los muchos asturianos que tras la guerra española emigraron a Argentina y construyeron allí una gran comunidad.

Aquellos, como relata Jorge Fernández con una prosa bella y dolorosa, eran excombatientes de la Guerra Civil española, sobrevivientes de los fusilamientos y la cárcel, víctimas de la hambruna; migrantes que habían dejado todo para cruzar el océano y probar suerte en ciudades extrañas; eran: mecánicos, albañiles, marineros, labradores, carpinteros, cocineros, costureras. Gente humilde que había salido adelante con esfuerzos homéricos y que además de enfrentarse al desarraigo y la emigración sufrió las plagas argentinas hiperinflaciones, devaluaciones, recesiones, dictadura militar, guerra de las Malvinas, junto a enfermedades, violencia callejera y otras historias.

Sucedió que, con el tiempo, a casi todos aquellos asturianos los derrotó la enfermedad o la muerte, y la crisis recurrente del país de adopción fue expulsando a muchos de sus hijos y nietos; otros en cambio, se volvieron definitivamente argentinos y esos los alejó de los antiguos ritos de sus padres y abuelos. ‘El secreto de Marcial’ es pues la memoria de una España olvidada, la que emigró; una España ya en extinción por la edad.

Marcial había embarcado para Argentina en 1948 junto con sus hermanos, en contra de su voluntad. Carmina, con la que se casó, también asturiana, fue enviada con quince años a Buenos Aires al cuidado de unos tíos. Se conocieron en un baile de forasteros en el centro asturiano de Cangas de Narcea. Ella, joven y explosiva, era una réplica viviente de Maureen O’Hara. Siempre fue una mujer impresionante, «una matriarca inflexible e indeleble que pudo con todo». Solo el alzheimer consiguió derrotarla en sus últimos años.

La fraternidad del buen amigo estaba en Lorenzo. Juntos, desde Luarca trabajaron en la mina y se salvaron uno al otro; juntos hicieron la mili en el crucero Galicia y recorrieron muchos puertos y junto vivieron el exilio de la Argentina, hasta que una mujer los separó y propició la vuelta a España de Lorenzo.

El hijo de Marcial, el narrador, nos cuenta cómo cuando su madre murió todo había quedado saldado y claro con ella; pero fue cuando falleció el padre que descubrió que casi era un desconocido para él y quiso remediarlo. De ahí surge el libro. Tras morir, el padre se convirtió en un fantasma literario que reclamaba más presencia. El padre era ese típico que tenía dificultades para comunicarse con sus hijos, le faltaba sensibilidad para ello. Prácticamente lo único que les unía era n las películas de Hollywood que veían por televisión.

La comunicación entre ambos no era directa sino a través de esas viejas películas de Hollywood y el modo que el padre usaba para educarle y enseñarle. Y uno de los secretos de Marcial es ese, la dificultad de comunicación entre un padre y un hijo. Las películas eran el vehículo de comunicación. Por ejemplo al hijo le pegaban en el colegio porque hablaba bable y nadie le entendía; los padres se dieron cuenta y un día viendo Qué verde era mi valle, donde los hermanos mayores enseñan a pelear al menor de ellos para defenderse de los que le pegaban y viendo esta escena sus padres le llevaron a una escuela de judo y el problema se acabó. O cuando estalló la guerra de las Malvinas el hijo quiso alistarse voluntario, su padre le citó entonces y le recordó aquella película: Los mejores años de nuestra vida, donde el protagonista vuelve de la guerra sin los dos brazos. Era la forma de disuadirle.

Luego la literatura les distanció pues el padre lo veía como un error absurdo y temerario e incluso una coartada para la vagancia. Le dio por perdido y le profetizó la miseria. Pasó seis o siete años sin hablarle prácticamente. El hijo era ya un importante redactor de sucesos que publicada historias en folletines, un día sonó el teléfono y era el padre para preguntarle cómo acabaría la última historia pues todos sus clientes del bar la seguían y estaban interesados.

Lo que plantea la novela es una pregunta: ¿cuánto sabemos de verdad acerca de nuestros padres? ¿Sabemos realmente cuánto hicieron y sintieron, conocemos sus secretos y sus sueños íntimos? La mayoría conoce al padre como tal, que les ha criado, pero no al hombre que hay detrás; no que sueños forjaron, que aspiraciones tuvieron, que amores frustaron. Jorge Fernández inicia la búsqueda del hombre que fue su padre.

Se llega así al enigma familiar que supone el secreto de Marcial, que es la búsqueda de un hombre perdido, la incógnita sobre el papel de una mujer casi desconocida. La conjetura se resuelve de manera magistral y al más puro estilo novelesco. En el tramo final del libro Jorge Fernández realiza un juego literario majestuoso para tratar de desvelar ese gran secreto de Marcial, unido, cómo no, al nombre de una mujer, aquella que le separó de Lorenzo.

Igual que la naturaleza imita al arte, la historia de Marcial se empeña en recordarnos que en la vida es la realidad la que copia a las películas . Con esa idea como llave maestra, Jorge Fernández concibe una novela impecable, memorable y emocionante que le aúpa a la aristocracia literaria.

El secreto de Marcial

  • Jorge Fernández Díaz
  • Editorial: Destino
  • Precio: 21,90 €
  • 208 páginas
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