Editorial Periférica

Novela familiar

Rosmarie Waldrop monta una mascarada lúdica y a la vez seria en ‘El pañuelo de la hija de Pipino’

Rosmarie Waldrop

Rosmarie Waldrop / L.O.

Ricardo Menéndez Salmón

Imposible de sostener en muchos de sus presupuestos, la teoría psicoanalítica de Sigmund Freud afinó sin embargo con talento una parte nada desdeñable de su sentido al construir la idea de lo que se ha dado en llamar «novela familiar». Esto es, la evidencia de que en la familia no existe nada de natural, sino que constituye una telaraña de vínculos consentidos mediante un mayor o menor acto de voluntad, y en el que es la aceptación de los sujetos participantes la que concede los rangos de padre, madre, hijo e hija como elementos transmisibles, insertos en un acervo común. Dicho de otro modo, los genitores nunca lo son de forma espontánea, automática, sino que es precisa la adquisición de una dimensión simbólica para que las diversas funciones se sostengan, comprendan y asuman. Huelga decir cómo cada individuo interpreta de forma inalienable (y a menudo inefable) estas fórmulas del parentesco, redactando su propia historia dentro del argumento que contiene su vida y luchando por consolidar esa posición subjetiva que nace de las significaciones parentales.

Rosmarie Waldrop ha confinado en ‘El pañuelo de la hija de Pipino’ su particular visión de la novela familiar freudiana. En su caso, valiéndose de un lugar común en los escenarios conyugales (la traición) e indagando en uno de sus posibles corolarios (la duda en torno a la personalidad del padre biológico). Lucy, la menor de tres hijas, nacida en Alemania pero emigrada a Estados Unidos, inicia una correspondencia con una de sus hermanas para desvelar los perfiles del elefante blanco que ha presidido desde siempre el dormitorio de los Seifert. La posibilidad, más que razonable, de que las gemelas Andrea y Doria no sean hijas de Josef, el padre «asumido», sino de Franz, el amante ocasional de Frederika, la madre. El hecho de que Franz sea judío y el triángulo amoroso opere en la Alemania de los años 20 y 30 del siglo pasado hace que la salsa del guiso sea singularmente picante.

La estructura epistolar de ‘El pañuelo de la hija de Pipino’ redunda en una consideración musical del texto. Como en ciertos géneros, hay un tema, distintas variaciones, instrumentos solistas y meros acompañantes. La melodía brota en ocasiones de forma diáfana, pero en otras se obstina en desaparecer, para renacer con fuerza en lugares insospechados. Es curioso, en efecto, advertir cómo el destino de las tres hermanas Seifert (o Huber, si es que Franz resulta ser el padre de las gemelas) es reproducir las circunstancias afectivas de sus padres. Las tres cultivan el adulterio y, a su vez, las tres son engañadas por sus parejas. Biografía reiterada o eterno retorno de lo mismo, al modo de una mascarada lúdica aunque al tiempo seria (la terrible peripecia de Europa en los años centrales del siglo pasado resuena aquí y allá, como un contrapunto diabólico), ‘El pañuelo de la hija de Pipino’ es una obra notable en su forma y gozosa en su escritura, que rastrea con inteligencia la intuición freudiana del carácter novelesco de cualquier entramado familiar.

El pañuelo de la hija de Pipino

  • Rosmarie Waldrop 
  • Editorial: Periférica
  • Traducción: Blanca Gago 
  • Precio: 20,50 €
  • 272 pp
Tracking Pixel Contents