Diario de lecturas

Bostezos en la lista de ventas, ¿por qué leemos siempre lo mismo?

María Oruña

María Oruña / L.O.

José Luis G. Gómez

José Luis G. Gómez

En la lista de los libros más vendidos, ese páramo para la sorpresa, se da justo ahora una curiosa dicotomía. Por un lado, tenemos a María Oruña en lo más alto con ‘El albatros negro’ (Plaza & Janés, 2025), una sencilla fantasía de misterios y aventuras que aspira a best seller -¡logro conseguido!-, y en un honorable segundo puesto se encuentra Sara Mesa con ‘Oposición’ (Anagrama, 2025), una disección a las aspiraciones al funcionariado de casi toda la sociedad española -el gris confortable de la burocracia es el color favorito entre nosotros, lo que explica el aburrimiento que nos inunda más que las lluvias-. Lo cierto es que mirar la lista de ventas me hunde en un sopor tremendo, uno del que solo me sacan los bostezos que me provoca la tozudez nacional por comprar libros de Lorenzo Silva, Ildefonso Falcones, Javier Sierra y Megan Maxwell. No es nada personal, incluso algunos me simpatizan bastante, ¿pero no están siempre en las listas estos mismos nombres? Sin duda, España es un país cuyo carácter es cada vez más gris. -también puede ser que esa grisura sea mía, no lo descarto-. Creo que deliro, pero echo de menos los días en que Paz Padilla arrasaba en las librerías, o aquel fuerte huracán que fue ‘Ambiciones y reflexiones’ (Boreal, 2013), de Belén Esteban. Contra ellas se vivía mejor, la verdad. No hay nada más cómodo que poder despotricar de las personalidades de la televisión cuando ponen su nombre en la portada de un libro que es casi seguro que no han leído. Ahora que lo pienso, esa comodidad también es gris. 

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