Novela
Javier Marías: siempre el relato vital
Lo intangible de lo cotidiano como esencia de la vida en 'Berta Isla', de Javier Marías

El escritor Javier Marías, en una fotografía tomada en 2017. / ELENA HEVIA
José Joaquín Martínez Egido
Mi relectura de Berta Isla (Alfaguara, 2017) ha ido acompasada de la relectura de Tomas Nevinson (Alfaguara, 2021), las dos últimas novelas publicadas por Javier Marías (Madrid, 1951-2022), ya que presentan un argumento consecutivo. Así, en este caminar por sus obras que voy realizando tras su muerte, y que comencé con el «Leemos» sobre Corazón tan blanco (Anagrama, 1992) (Información, 08/09/2024, p. 49), ahora me voy al final de su producción. Y he comprobado que Berta Isla me ha gustado mucho más que la primera vez, pues en aquella ocasión esperaba al Marías que había leído tantas veces y que no supe valorar en su justa medida en ese giro que suponía el escribir introduciendo un argumento con más datos y más desarrollo de acción. Además, al releer las dos novelas a la vez, se ha producido una retroalimentación muy importante y enriquecedora del disfrute lector.
Siempre me gustó el que en las novelas de Marías la trama fuera casi lo de menos, el que las acciones, aparentemente pocas, transcurrieran lentas y que lo más significativo fuera tanto la construcción del personaje, como la constatación de los ambientes. Estos eran los puntos fuertes de su narrativa, en la cual siempre destacaba más lo que se intuía y lo que se elidía que lo que se contaba. Me gustan sus ensayos, sus disquisiciones y sus columnas sobre la lengua que, incluso, he estudiado. Su narración sigue, en cierta manera, la línea más vanguardista de la década de los sesenta. En Así empieza lo malo (Alfaguara, 2014) ya se adivinaba cierto giro hacia la novela más convencional, de acciones consecutivas; en Berta Isla se confirmó esta tendencia que se consagrará en su última novela, Toman Nevinson; y claro, es muy atractiva y solvente porque sabe construir un argumento, porque sabe dibujar y desarrollar unos personajes, porque incluye acertadamente elementos de la realidad y porque sabe escribir muy muy bien, prueba de ellos fueron los premios conseguidos con ella, tales como los de la Crítica de narrativa castellana, el Dulce Chacón de narrativa española, ambos en 2017 y el Premio Lettera en 2018 en Italia.
Bajo la idea de que el matrimonio de Berta Isla y Tomás Nevinson no es cotidiano, aunque se nos presente desde sus orígenes de adolescentes como si lo fuera, asistimos a la vida de Berta durante más de cuarenta años en Madrid y a la casi ausencia de Tomás durante ese mismo tiempo, siendo más bien la historia de una espera. La intriga de toda la trama, siempre con cierta reminiscencia de la narrativa de John Le Carré, radica en las ausencias del marido durante días, semanas, meses e incluso años, con la inclusión magnífica de las referencias a la novela de Balzac (Tours 1799-París 1850) El coronel Chabert (1832, Ed. Funanbulista 2020) contrapuestas a la vida visible de Berta, en donde todo lo que la rodea, hijos, familia, trabajo, no pasa de la pura anécdota narrativa. Por eso es necesario e interesante el que la novela esté contada por dos narradores, uno en primera persona, la propia Berta; y otro omnisciente, en tercera, ya que así puede entenderse lo que siente la protagonista sin estar mediatizada por la realidad de Tomás. Quizá sea este juego de conocimiento de la historia lo que más valor literario le otorgue a la novela. Es, por tanto, toda una lección de lo que supone elegir un punto narrativo al servicio completo de la historia y no como simple artificio literario tan usual en estos tiempos; y, detrás de ello, la idea de la realidad y de lo que conocemos de ella y de lo que queremos conocer: “[…] tenemos derecho a rechazar las partes de la realidad que no son fehacientes y que nos amargan o nos desconsuelan, o nos privan de toda esperanza, sencillamente nos contrarían” (p.409).
Y ¿por qué deberíais de leer esta novela? Porque es una buena obra con la que disfrutaréis tanto de una excelente prosa, como de los giros dramáticos propios de una novela de espías; porque su articulación nos ofrece la posibilidad de reflexionar sobre las relaciones más directas que mantenemos con nuestras parejas y con la vida que, en parte, decidimos llevar; porque versa sobre la memoria, uno de mis temas literarios favoritos, y sobre lo que conocemos de nuestra realidad mediante ese continuo relato al que pertenecemos: «De lo que no se nos cuenta nada sabemos, y tampoco de lo que sí, tampoco de lo que sí» (p. 207).

Berta Isla
Autor: Javier Marías
Editorial: Alfaguara
Páginas: 552
Precio: 21,90 euros
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