Ensayo

Marguerite Duras: la soledad y la escritura

En ‘Escribir’, Marguerite Duras aborda el hecho de la escritura, el dolor y la soledad. El texto literario entendido como un modo de autoconocimiento

Marguerite Duras

Marguerite Duras

Juan Gaitán

Juan Gaitán

Mucho, pero nunca suficiente, se ha escrito sobre el hecho de escribir. De todas las artes, la literatura es la única que tiene la facultad de explicarse a sí misma. Ninguna otra expresión artística tiene esa capacidad y, al mismo tiempo, esa rémora, la de usar su propia materia para formular su esencia, para ahondar en su misterio. La pintura, la escultura, la música o el cine se explican con la palabra, pero para explicar la palabra es imprescindible la palabra, lo que nos sumerge en un eterno juego de espejos donde la única salida posible acaba siendo la emoción y la belleza. Por eso es definitivamente inexplicable la literatura, lo que no debe detenernos en el intento de, al menos, acercarnos a su explicación.

En lo que parecen definitivamente llegar a un acuerdo la inmensa mayoría de autores que han abordado el asunto de la escritura es que escribir es un acto terrible, doloroso y extremadamente duro que se hace en soledad. Lejos del glamur, de la visión romanticona, ñoña y falsa del escritor como un ser superior capaz del milagro, los escritores sufren para escribir. Así lo dice, sin ambages, Marguerite Duras en ‘Escribir’, recién reeditado por Tusquets: «… la escritura de un libro, lo escrito, es siempre la puerta abierta hacia el abandono. El suicidio está en la soledad de un escritor. Una está sola incluso en su propia soledad. Siempre inconcebible. Siempre peligrosa. Sí. Un precio que hay que pagar por haber osado salir y gritar» (página 35).

En este pequeño pero sustancioso volumen Marguerite Duras aborda una profunda reflexión sobre el proceso de escribir, sobre la inmensa soledad y el dolor del escritor: «Sigue habiendo generaciones muertas que hacen libros pudibundos. Incluso jóvenes: libros «encantadores», sin poso alguno, sin noche. Sin silencio. Dicho de otro modo: sin auténtico autor. Libros a la moda, de entretenimiento, de viaje. Pero no libros que se incrusten en el pensamiento y que hablen del duelo profundo de toda vida, el lugar común de todo pensamiento» (página 38).

‘Escribir’ se compone de cinco textos breves que conforman el pequeño volumen, y en ellos nos podemos acercar al mundo interior de la escritora al mismo tiempo que lo hace ella, pues en el fondo ‘Escribir’ es un proceso de autoexploración, a veces casi de escritura automática: «la escritura es lo desconocido. Antes de escribir no sabemos nada de lo que vamos a escribir. Y con total lucidez. Es lo desconocido de uno mismo, de la cabeza, del cuerpo propios. Escribir no es ni siquiera una reflexión, es una especie de facultad que se posee junto a uno mismo, paralelamente».

Marguerite Duras va, de este modo, tramando una reflexión sobre qué significa escribir y qué se puede hace con ello cuando todo responde a esa soledad tan dolorosa. Sin embargo, la autora no logra responder a la mayoría de las cuestiones que plantea, pero sí logra lo único importante de la literatura: conmover: «Mis libros salen de esta casa. También de esta luz, del jardín. De esta luz reflejada en el estanque. He necesitado veinte años para escribir lo que acabo de decir».

De esos cinco breves textos el más destacado, a mi juicio, es 'La muerte del joven aviador inglés'. Escrito con un lacónico lirismo, qué tristemente bello es este texto. Solo esta parte ya merece la pena, ya justifica el libro. Son nada más que veintinueve páginas. Dese un pequeño lujo. Apague el móvil, váyase a un rincón solitario, donde nadie le moleste, y léalo de un tirón. Habrá merecido la pena, se lo aseguro.

Escribir

Autora: Marguerite Duras

Editorial: Tusquets

Traducción: Ana María Moix

Páginas: 144

Precio: 17,10 €

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