Biografía

Martín Gaite: habitar la soledad con todas sus consecuencias

En el centenario del nacimiento de la escritora, José Teruel publica una excelsa biografía que ha recibido el Premio Comillas, que supone el retrato más extraordinario de Martín Gaite

Martín Gaite

Martín Gaite / l.o.

«Con una mirada presidida por la curiosidad y con una vocación de testigo del devenir de la España en la que le tocó convivir, su trayectoria intelectual en la historia de la cultura española constituye un paradigma de lo que se podría denominar ‘mujer de letras’. En cualquier género de su creación intelectual, nunca depuso su condición de narradora y convirtió cualquier asunto en narración; todo para ella era un cuento que tenía que ser bien contado».

Así condensa José Teruel en estas breves líneas el quehacer literario de Carmen Martín Gaite, ‘Carmiña’, en esta biografía que acaba de recibir el Premio Comillas.

Teruel, profesor honorario de Literatura Española en la Universidad Autónoma de Madrid, es un experto conocedor de la obra de Martín Gaite. Ha sido el editor de sus Obras Completas, también de sus cuentos, de su poesía y sus conferencias y ello le ha permitido escribir una biografía histórica y rigurosa, pero también amena y legible; una magistral biografía que está llamada a ser la obra de referencia en los estudios sobre la vida y la escritura de Martín Gaite.

Buscando los secretos

Es una biografía -señala Teruel en la introducción-que no busca los secretos de la escritora sino de su complejidad, saber por qué escribe. A través de su obra, de sus cartas, agendas, escritos personales de los recuerdos de otras personas, se confecciona esta biografía que parte de sus antecedentes familiares, los años de infancia y adolescencia, que son años de formación, los viajes, su familia, matrimonio, amigos y todas las circunstancias que pudieron influir de manera relevante en su desarrollo como mujer y escritora. De ahí se desprende que Martín Gaite ilumina dos cuestiones centrales de la historia cultural española desde 1950: el papel de testigo y legataria que desempeñó en el seno de la generación de los cincuenta, y el recorrido que llevó a cabo de autoafirmación de su propia poética frente a dos de los grandes iconos masculinos de su generación: Rafael Sánchez Ferlosio y Juan Benet, a los que eligió como interlocutores por distintas circunstancias.

El libro comienza y termina con dos imágenes de Carmen Martín Gaite dentro y fuera de la habitación donde ella trabajaba. Era la llamada ‘la celda del Carmelo’ o ‘el conventico’, nombres con los que su hija Marta bautizó esa pequeña habitación donde Carmiña pasaba horas escribiendo los guiones de la serie de Santa Teresa para TVE. En la imagen, con fotos y recortes colgados en la pared que tienen que ver con su vida personal o como escritora, aparece también un ventanuco que comunicaba con la cocina, imagen muy explícita del mundo que rodeaba a la escritora y sus apegos. En la imagen que cierra esta biografía Carmiña está asomándose desde el ventanuco a la habitación contigua que es la cocina, el lugar y escenario de la conversación. Jamás se interrumpía una conversación para recoger la mesa. «Mi amor por la literatura se guisó en aquella cocina». Allí había barra libre para la tertulia y para la lectura de fragmentos de alguna novela de Benet.

Nacida en Salamanca en 1925 en el seno de una familia liberal; con once años, al inicio del bachillerato, estalla la guerra civil. Vivir la guerra civil en Salamanca, cuartel general del franquismo, fue una experiencia dura. El fusilamiento de su tío Joaquín les convirtió en apestados. De 1936 a 1943 cumple el bachillerato. Fue alumna de dos profesores que desempeñaron un papel importante en su posterior trayectoria profesional, Rafael Lapesa y Salvador Fernández Ramírez.

En octubre de 1943, con 17 años, comenzó sus estudios en la Universidad de Salamanca. Entre el grupo de chicos ocupara un lugar singular en la vida de la futura escritora Ignacio Aldecoa, llegado de Vitoria, cara de niño, voz grave y persuasivo. Por su comportamiento rompedor, su desprecio por la cultura impuesta y sus salidas de tonos algo gamberras, Aldecoa fue «el primer hombre moderno que conocí». Su historia literaria se inicia en 1947 con la publicación en la revista Trabajos y días, del poema ‘La barca nevada’. En 1948 llega a Madrid. Se ennovia con Rafael Sánchez Ferlosio y se casan en marzo de 1953.

Ser escritor entonces era algo poco prestigioso. Carmen recuerda la charla que mantuvo con la madre de Ignacio Aldecoa el día de la boda de éste. L a madre comentaba angustiada que no tenían nada fijo y le preguntó a Carmen si tenía novio: «Si, señora, aquel de allí». «Y qué hace?». «También escribe» y mientras le miraba, la madre comento «Ay, pobre».

Se casaron el 14 de octubre de 1953, a las 7.30 de la mañana pues a primera hora la cuota del matrimonio era más barata, 35 pesetas. Ella se casó profundamente ilusionada y enamorada de su alto, apuesto y excéntrico marido. Fueron 17 años de matrimonio. Ella sabía que se había casado con un hombre inteligente, magnífico escritor, auténtico y original, del que ella estaba enamorada, pero con el que era difícil la convivencia matrimonial, porque sus rarezas y su corrosivo sentido de la crítica se iban transformando en inadaptación.

Con su primer libro impreso, El balneario , en 1954 logra el premio Café Gijón. El balneario supone, en sentido estricto, el inicio de su carrera literaria. En ese tiempo vinieron también las tragedias , como la muerte de su primer hijo, Miguel, que nació en octubre de 1954 y murió repentinamente en mayo de 1955, dejando colapsados a sus padres. Tras El balneario, su primer gran reconocimiento literario le viene con Entre visillos, Premio Nadal en 1957.

El ensayo fue uno de los géneros que más destacó y gracias sobre todo al que firmó como El proceso de Macanaz, un extraordinario trabajo donde Martín Gaite esclarece el complejo proceso seguido por parte de la Inquisición contra Melchor Rafael de Macanaz, pensador, escritor, político regalista y fiscal general del Consejo de Castilla con Felipe V, Macanaz pasó gran parte de su vida exiliado en Francia

Las persistentes y progresivas manías de Rafael, sus horarios y nueva forma de vida a partir de 1957 cuando se retira de la circulación literaria y de encerrarse con su gramática, dificultaron hasta la imposibilidad cualquier forma de convivencia. En septiembre de 1970 se separan, aunque de modo amistoso, aunque Carmen sufrió enormemente con la separación. Marta, la hija, fue con los años el único vínculo de unión entre ambos, pero cuando fallece la hija la relación se rompió.

Finalmente la convivencia se redujo a su hija Marta, ‘la Torci’. Tenían un alto grado de comunicación, pero la convivencia con ella no era fácil pues era una adolescente rebelde e intemperante que ejercía gran influencia en su madre. La relación se torció cuando Marta empezó a experimentar con las drogas y de ahí en un camino sin salida a su fallecimiento por Sida en abril de 1985. A partir de ahí y hasta el final de su vida la desaparición de su hija permanecerá en todo lo que Martín Gaite callaba, decía y escribía .

Carmen, señala José Teruel, fue una mujer vulnerable, pero también supo ser firme, tenaz y enérgica. Después de haber sido Madame Ferlosio durante dos décadas y tras la muerte de su hija entendió que la incurable herida de vivir solo era posible habitando la soledad con todas sus servidumbres. Se refugió como siempre en la litratura. «La literatura nos salva la vida». En todo caso su narrativa, auténtica y profunda, se ha salvado y mantiene y prolonga su vigencia.

Carmen Martín Gaite. Una biografía

Autor: José Teruel

Premio Comillas 2025

Editorial: Tusquets

Páginas: 495

Precio: 23,65 €

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