Novela
Céline: una mirada brutal, cruel y genial
Anagrama publica ‘Londres’, el segundo libro inédito salido de una maleta olvidada por el autor de ‘Viaje al fin de la noche’

Louis-Ferdinand Céline / L. O.
Cuando Louis-Ferdinand Céline huyó de Francia tras su liberación, escapada azarosa que compartió con muchos otros colaboracionistas tras la caída del régimen de Vichy, dejó atrás una vida miserable y vil además de muchos enseres, entre ellos una maleta en la que abandonó y olvidó varios manuscritos, y entre ellos estaban los más de mil folios que hoy nos han llegado como ‘Londres’ (Anagrama, 2025). Esa maleta no ha dejado de sorprendernos desde que reapareció en 2021. Si antes nos entregó ‘Guerra’ (Anagrama 2023), ahora nos regala las terribles desventuras amorales de ‘Londres’, una novela que se alimenta de la propia experiencia de Céline, algo común en casi toda su obra.
‘Londres’ parece conectada con ‘Guignol’s band’, tal y como lo explica Régis Tettamanzi en el prólogo, una de las piezas más malditas del escritor maldito por excelencia -y que cuando se publicó en 1944 fue recibida con una gran rechazo por su antisemitismo-. Ambas son el resultado de la estancia londinense del escritor francés, quien en 1915, ya recuperado de sus heridas en la Primera Guerra Mundial, fue destinado en el consulado francés en Londres. Lejos de esconder sus frecuentes devaneos por los peores rincones de la capital inglesa, Céline compartió su vertiginoso descenso en espiral por la prostitución, la violencia y las drogas, de manera que ‘Londres’ resulta ser una brutal narración autobiografica.
Aún siendo una obra autónoma, ‘Londres’ es también la continuación de las horribles peripecias de Ferdinand, el protagonista de ‘Guerra’, quien abandona Francia y pone rumbo a Inglaterra. Se instala en Londres, en una turbia pensión del Soho, donde es testigo de una suerte de pesadillesca comedia humana del horror. Por allí se cruza con personajes siniestros como Cantaloup, un proxeneta procedente de Montpellier; un soplón que responde al nombre de Bijou; Borokrom, un exiliado ruso que se dedicaba a poner bombas…
Louis Ferdinand Auguste Destouches (1894-1961) es un escritor incómodo, visceral, magnético, desbordante, violento y quizá, aunque sea un término sin casi valor por su abuso, genial. Que podamos leer otras 500 páginas suyas más, debe ser considerado un acontecimiento literario a celebrar. Que este libro roce lo pornográfico y lo obsceno, que casi queme en las manos como espejo nítido de la degradación que anida en el alma del hombre y que sea un fiel reflejo del desastre moral de las sociedades occidentales, no dice tanto sobre Céline como de nosotros mismos -aunque sin duda también dice mucho de él, como que con seguridad no se trata de la clase de vecino que deseemos tener-. Céline no es mucho peor persona que millones de sus contemporáneos, incluyéndonos a nosotros mismos, pero sí mucho mejor escritor.
«Era la noche del capitán, me refiero a que era la noche en que daba su paseo en taxi a la luz de la luna. Desde Leicester Square, iba a buscar a su cochero habitual, le hacía un precio. Le pedía que se sentase dentro, él se colocaba en el asiento de arriba del coche, conducir le recordaba sus años dorados. Pero ya no encontraba damas que lo acompañasen, incluso las nuestras estaban hartas. Ya no tenía mucho dinero que ofrecerles... Nos veíamos obligados a ordenárselo, dos salían para acompañarlo. Les daban por saco los paseos a la luz de la luna [...] A las chavalas les asqueaban sus chistes zafios, preferían, decían ellas, que las azotasen doce veces seguidas antes que dar un solo paseo a la luz de la luna», escribe Céline sobre un trasnochado cliente de sus amigas prostitutas. La escritura de Celine se comporta como una resina grotesca, vil y pegajosa que mancha todo lo que toca: aquí se ríe y degrada el lugar común del paseo bajo la luz de la luna, que tras pasar por su manos se muestra como la vulgar cáscara vacía que quizá sea. Céline es cruel, pero sin duda jamás ha sido convencional.
Pocos escritores están tan bien dotados para la vulgaridad como lo está Céline: «La Lady no era un coño más. Yo también tenía problemas sentimentales, nunca lo hubiera adivinado de no ser por las evidencias, y menos en las circunstancias en que vivíamos. Había motivos para estar harto. En general me lo guardo todo para mí. Despotricar en público es para los perros y para la gente de mundo. Yo no quiero olvidar mis orígenes, valgo más que eso. Nací en la mierda, discretamente». Enhorabuena a Rubén Martín Giráldez por la traducción, y del mismo modo a Anagrama por seguir entregando al lector español con respeto y mimo obras que necesitamos leer, aunque al hacerlo a veces tengamos que parar y tomar aire.

Londres
Autor: Louis-Ferdinand Celine
Editorial: Anagrama
Traducción: Rubén Martín Giráldez
Páginas: 525
Precio: 23,90 €
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