Novela

'El crespúsculo' y el inquietante proceso de fabricación de la verdad

Philippe Claudel escribe en ‘El crepúsculo’ una magistral historia donde nos muestra a modo de fábula política uno de los males de nuestro tiempo, que corroe la convivencia: la fabricación de la verdad que interese al poderoso

Philippe Claudel

Philippe Claudel / L. O.

Autor de novelas impeclabes como ‘Almas grises’o ‘El informe de Brodec’, secretario general de la Academia Goncourt, también cineasta de solvencia, Philippe Claudel está considerado uno de los mejores novelistas franceses de su generación, un moderno Dostoievski galo por saber como pocos ahondar y retratar los pliegues mas reconditos del alma humana y por explicar la vida interior de las personas, especialmente esos valores en negro, como la cobardía, la vileza, los bajos instintos, la depredación, que asemejan a las personas con los animales. Lo hace con maestría en su nueva novela ‘El crepúsculo’, un relato oscuro sobre el comportamiento del hombre en comunidad y el uso de los poderosos para manipular la verdad y convertirla en un arma a su favor. Pero aún así el declive llega, como evoca el propio título de la historia: el crepúsculo no solo es el momento en el que el día declina, también la vida de manera figurada, o incluso , como en esta última novela de Philippe Claudel, un Imperio y tal vez incluso su mundo.

La historia se desarrolla en un pueblo remoto, una pequeña ciudad sin historia en los confines del Imperio una ciudad perdida. Un lugar donde los miembros de sus dos comunidades religiosas, la musulmana y la cristiana, conviven pacíficamente. Hasta que el asesinato del cura del pueblo Jan Igor Said Pernieg, desata el odio -bien alimentado por las autoridades del Imperio- entre las dos comunidades. Y será desde la cumbre del Imperio donde se fabrique esa verdad disfrazada que es mucho más conveniente que la auténtica, para buscar al chivo expiatorio y aplastarlo. Uno de las grandes mecanismos de nuestro tiempo, la fabricación de una verdad necesaria. Lo dice el máximo representante del Imperio: «La verdad es la que decidimos que sea. Por el bien común».

El asesinato del cura servía para ejecutar una voluntad política superior de las autoridades del Imperio consistente en estigmatizar a la comunidad musulmana y señalarla como culpable, independientemente de la verdad y sin preocuparse de ella. También lo vio así el policía encargado del caso . Descubrir al verdadero asesino no le ayudaría, pero encontrar un culpable al gusto de las autoridades, sí que le ayudaría. Se lo dijo al delegado imperial: «lo que importa no es lo que yo piense sino lo que usted quiera que piense. La verdad es lo que quiere y acepta la mayoría, es la verdad eficiente, que garantiza la estabilidad social».

Y es que en el pueblo la práctica de la religión cristiana, un cimiento milenario, se desmoronaba, pero al otro lado de la frontera, en el país de la media luna, una sangre joven sacaba fuerzas con fervor turbulento y fanático. Las altas catedrales que se levantaban antaño en tierra cristiana, han dado paso a la construcción de nuevas mezquitas. El Imperio observaba este proceso y se preguntaba si convenía no hacer nada o aplastar de un pisotón, mientras fuera posible, aquel otro mundo que crecía a sus puertas y amenazaba con destruirla algún día.

En este contexto Philippe Claudel describe muy bien el ascenso del odio y la atmósfera crepuscular que desciende sobre la ciudad. El aumento de la violencia y el salvajismo parece inexorable.

En todo caso la investigación policial no es la trama principal, que solo sirve de pretexto para una anatomía del alma humana, de nuestras conductas y desviaciones. La investigación la llevará Nurio, un policía ambicioso, pero engreído y su ayudante Baraj, un alma cándida. Nurio es un fenómeno sexual que se deja consumir por una sexualidad desenfrenada; a su mujer, aun embarazada, la poseía donde la pillaba, sin miramientos y sin preguntarle. Su atracción oculta es Lémia, la adolescente que junto a su hermano había descubierto el cadáver del cura. Esta atracción le llevará a su terrible caída.

El asesinato del sacerdorte y la lentitud en encontrar al culpable irá inflamando los ánimos. Muy rápidamente, la gente que tal vez estaba esperando el acontecimiento comenzará a echar leña al fuego, especialmente el vicario, que en sus sermones apunta a los musulmanes. Las autoridades ponen en marcha su plan. Alejan al policía del pueblo invitándole a una cacería con los nobles; estos contratan a un grupo de sicarios que aprovechando la oración del viernes incendian la mezquita con todos los musulmanes dentro y lo reducen todo a escombros.

El asesinato del cura ha sido muy útil porque se utiliza de causa principal de todo lo ocurrido después y cuya ultima consecuencia es la desaparición total de la comunidad musulmana. La ciudad queda ahora limpia y sin escoria.

Con ‘El crepúsculo’, Philippe Claudel nos muestra a modo de fábula política, donde funde también la novela social y la policial de intrigas, lo que son los males de nuestro tiempo, que corroen la convivencia, en especial el inquietante proceso de «fabricación de la verdad».

Por eso ‘El crepúsculo’ siendo una novela oscura, incluso escalofriante, consigue ser cautivadora y no dejar indiferente al lector. En ello tiene también mucho que ver el lenguaje de Philippe Claudel, esculpido con precisión, suscitando imágenes con cada palabra. Toda una exhibición de como explotar y retratar el alma humana.

El crepúsculo

 Autor: Philippe Claudel

Editorial: Salamandra

Traducción: Juan Manuel Salmerón

Páginas: 368

Precio: 21,85 €

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