Mujer en México
Cuando la liberación de la mujer depende de un ser superior
La mexicana Dahlia de la Cerda cuenta en ‘Medea me cantó un corrido’ la dura existencia de las mujeres víctimas de la guerra del narcotráfico, con un lenguaje directo y agresivo, pero deja su liberación en manos de un ser mitológico, como la vengativa Medea

Dahlia de la Cerda con su obra / l.o.
Eurípides consagró con su tragedia el mito de Medea; la expuso como una mujer fuerte y poderosa con sed de venganza dentro de una sociedad controlada por los hombres; ella ayudó a Jasón a conseguir el vellocino de oro, pero luego se cargó a sus hijos y a la otra esposa de Jasón.
Un personaje perfecto en manos de la mexicana Dahlia de la Cerda que la dibuja como su heroína en su nueva novela ‘Medea me cantó un corrido’. De la Cerda es una combativa activista en pro de las mujeres en México, una acción combativa que transforma en literatura. Con su primera obra, ‘Perras de reserva’, puso sobre el foco la lucha de las mujeres víctimas de la violencia desatada en México por la guerra del narcotráfico. Ahora en ‘Medea me cantó un corrido’ insiste sobre el mismo tema con seis cuentos que reflejan las duras condiciones de vida de las mujeres víctimas del conflicto del narcotráfico. Son historias que se desarrollan en un contexto de violencia, donde las mujeres deben soportar las consecuencias de la brutalidad criminal del crimen organizado, del ejército, y conflictos familiares y de pareja.
Es aquí donde De la Cerda incorpora dos elementos distintos al relato. De un lado la irrupción de la mitología griega, especialmente el personaje de Medea. Ella, que ahora recorre México al volante de su Jetta, no es solo un personaje mítico, sino una fuerza que acompaña y apoya a estas mujeres en sus luchas, ofreciendo consuelo, consejos y ayuda, bien practicando abortos, bien acompañándolas en el final de relaciones abusivas. Es el caso de Paulina y Perla, protagonistas de los dos primeros relatos del libro, quienes deciden abortar por motivos completamente distintos, pero con un punto en común: la autonomía.
El segundo elemento es la incorporción del corrido, el género musical más popular en México, como un recurso narrativo que enriquece su relato.
La idea que rige cada uno de estos relatos es simple y directa: el cuidado a la patria está sostenido por el sacrificio de las mujeres. La gloria de los héroes está sostenida por el sacrificio de las mujeres. Qué sería de los hombres sin las mujeres que le resuelven la vida; Medea es la típica mujer de este proceso: la que apoya al hombre cuando no es nadie, lo reeduca, lo hace persona, le lava la ropa, le cocina, le limpia la casa, lo escucha, lo apoya, lo respalda, le resuelve la vida para que cumpla sus sueños y que cuando él obtiene el éxito, la deja tirada.
Medea ayuda también a la liberación psicológica de esas jóvenes atrapadas por el narcotráfico, como la protagonista del segundo relato: ‘Medea, la mujer del proceso’. Conoció a Manuel, superprotector. Paga sus facturas, pero vive vigilada con cámaras hasta en el baño. Le compró un mercedes, pero con GpS, podía ir a Hermes o a Chanel y gastar lo que quisiese pero solo pagando con tarjeta. Estaba en una jaula de oro, pero era mejor eso que llorar en una pocilga toda meada. Medea la sacó de esa jaula.
Hay una única historia sin protagonismo femenino. Es la del joven Jordan en ‘Medea me cantó un corrido’, donde la autora cuenta en boca del propio Jordan el proceso de reclutamiento de adolescentes por parte del crimen organizado.
Historias crudas
Son historias brutales, crudas y fieles a la dura realidad, que ella cuenta con su prosa directa y combativa, muy sincera, con un leguaje provocativo, en algunos casos excesivamente provocativo pues la brutalidad de lo que cuenta ya aporta lo suficiente. En todo caso a De la Cerda le gusta y se recrea en ese lenguaje pendenciero y agresivo. Es parte de su combate por denunciar la violencia contra las mujeres. Ella presume de ignorar la tradición literaria. «No me interesa escribir como dicta el canon», ha dicho , pero corre el riesgo de acercarse a lo marginal.
Más allá del mensaje de que la gloria de los hombres está sostenida por el sacrificio de las mujeres, hay otro muy contradictorio: la mujer no es capaz de conquistar su liberación y tendrá que ser un ser superior, una Medea la que con su varita mágica lo consiga.

Medea me cantó un corrido
Autora: Dahlia de la Cerda
Editorial: Sexto Piso
Páginas: 122pp
Precio: 17,90 €
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