Diario de lecturas

La escritura, un oficio ingrato hasta para quienes triunfan

Eduardo Mendoza, flamante ganador del Premio Princesa de Asturias

Eduardo Mendoza, flamante ganador del Premio Princesa de Asturias / EFE

José Luis G. Gómez

José Luis G. Gómez

Qué desagradecido es eso de escribir, ya sea como periodista, novelista, dramaturgo, poeta o guionista -yo creo que solo se ganan bien la vida los que escriben recetas, pero seguro que algún médico en la sala tendrá algo que decir-. Vengo pensando en esto desde que supe hace unos días de la muerte de Peter David, un prestigioso guionista de cómics que triunfó escribiendo aventuras de Hulk -aunque yo prefiero llamar La Masa a ese personaje- para Marvel Comics. Toda muerte es una tragedia, pero que siendo conocido por millones de lectores y habiendo disfrutado del éxito como escritor termines rechazado por Medicaid, el sistema público de sanidad de EEUU, pues da la medida de lo que significa triunfar como guionista de cómics: muy poca cosa. Vamos, que nosotros también sabemos mucho de estas barbaridades, aquí en su día murieron rozando la indigencia Jardiel Poncela y Julio Camba -del que tengo en mi mesa la edición de Cátedra de ‘Mis páginas mejores’-. Ya sé que son bastantes los escritores que tienen su hipoteca pagada y un retiro digno de banquero, pero en general, no todos son tan afortunados como Eduardo Mendoza, flamante ganador del Premio Princesa de Asturias de las Letras 2025. Me temo que el caso de Peter David se acerca más a la norma que a la excepción, tanto allí como aquí. Al pobre de Peter David no le sirvió de mucho el haber ganado el Premio Eisner para ganar la lucha contra la cruel burocracia médica de su país, así son las cosas todavía para el ingrato oficio de escribir. 

Tracking Pixel Contents