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Novela

Jonathan Lethem: historias por contar en un regreso al hogar

Jonathan Lethem crea en ‘Brooklyn, una novela criminal’ un mosaico de historias con el territorio como protagonista en unos tiempos y un espacio que ya solo existen en la memoria colectiva

Jonathan Lethem

Jonathan Lethem / L. O.

Virginia Guzmán

Virginia Guzmán

El lugar de nuestros primeros recuerdos, la infancia y el despertar a la vida adulta, las rutinas familiares y las casas que las cobijan. Los primeros años son un espacio en el tiempo que nos marca quizá para siempre, pero también son un hogar propio que conformamos en nuestras mentes para volver a él, para bien o para mal. Y eso es lo que es de alguna manera ‘Brooklyn, una novela criminal’, de Jonathan Lethem, publicada en España por Random House, un regreso a donde todo comenzó, una historia de múltiples historias en las calles donde el escritor creció.

‘Brooklyn, una novela criminal’ es un ejercicio de la mejor literatura , como ya tiene acostumbrados a sus lectores Lethem, en un reencuentro consigo mismo en otros tiempos pero en unos lugares que él como narrador omnisciente conoce a la perfección. La calle Dean como eje de todo, como partida para diseccionar a modo de investigación una época determinada y a unos habitantes tan anónimos como complejos, aunque el verdadero protagonista sea Brooklyn, sus calles y sus barrios entrelazados, las fronteras dentro de las fronteras como el río que lo separa de Manhattan. Años sesenta, años setenta, principios de los ochenta. Cambios de era, la modernidad adentrándose y ese crisol de lenguas y culturas reinventándose una vez más.

«Es esa clase de lugar. Una babel de sonido y suciedad, pero es nuestra babel de sonido y suciedad; y si los escombros de lo que tienes delante hoy son demasiados como para clasificarlos, qué decir de los que acaban de hacer la maleta y marcharse», escribe Lethem de Brooklyn, de ese Brooklyn que no te recuerda a los cinco minutos de marcharse. Pero es que eso es la supervivencia, un modo darwiniano de pelear contra lo establecido. Lo saben los habitantes de Dean Street, lo saben los grupos de chavales que se adentran más allá de las calles donde su existencia y su ocio está permitido, pero se trata de arriesgar para llenar el tiempo y el vacío. Y en esa existencia se mezclan las familias de procedencia inmigrante, puertorriqueños, y otros latinos, irlandeses, italianos, afroamericanos y también judíos en una existencia casi siempre pacífica, con códigos sobreentendidos sin necesidad de ponerlos sobre el papel, aunque el color de piel siguiese siendo determinante para tener una existencia más o menos plácida. No lo ve así el joven C., un chaval negro entre niños blancos, convertido en una especie de líder, de guía de esas calles, aunque ni su entorno ni quizá él terminen de entenderlo. C. y sus chavales son algunos de los personajes que se pasean por las estampas en forma de pequeños capítulos en los que Lethem recrea escenas de Brooklyn en distintos momentos, creando magistralmente una atmósfera casi cinematográfica en la que el lector se adentra como si fuese un testigo presencial. Hay en su prosa cuidado al detalle, una nota nostálgica, casi onírica, como son los recuerdos de nuestros primeros años. No hay juicio a los habitantes de esos barrios, ni buenos ni malos, uno tiende a disculpar las fechorías de los más jóvenes y a sentir comprensión por los adultos. Por ese niño rico, con una familia que le da todo, aunque él realmente no sabe lo que quiere, por el emigrante que cuida su coche a la puerta de la pensión en la que vive temporalmente, por la población negra, que sabe bien que la policía no les va a tratar del mismo modo que a los blancos. Por ese Brooklyn perdido ya en la memoria de los que lo habitaron, convertido hoy día en su mayor parte en un territorio gentrificado, al que se mudan desde hace décadas familias ricas, jóvenes con dinero, hippies glorificados de alto poder adquisitivo. Quizá por eso es aún más importante esta novela criminal que no lo es, con un Lethem convertido aquí en una especie de historiador de lo que realmente importa, las vidas de aquellos que no pasan a la posteridad pero que hacen la historia. Como ya hizo Betty Smith en ‘Un árbol crece en Brooklyn’, el autor hace un homenaje a su territorio, a la calle en la que creció y a las gentes que formaban parte de ese tiempo y ese espacio que ha de convertirse en lectura obligatoria para comprender aquellos años y aquella sociedad, más aún en estos tiempos convulsos tan diferentes a los que él relata. ‘Brooklyn, una novela criminal’ es otra prueba más de la maestría con la palabra de Lethem, una obra en la que sumergirse en estas ya largas tardes de otoño para salir de ella dando gracias por poder disfrutar una vez más de este autor. Léanlo.

Brooklyn, una novela criminal

Autor: Jonathan Lethem

Editorial: Random House

Traducción: Rubén Martín Giráldez

Páginas: 88

Precio: 24,90 €

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